jueves, 26 de diciembre de 2019

LOS ECUATORIANOS ELIGEN EN REFERENDUM ENTRE UNA CATÁSTROFE O EL CAOS

26/09/2008

Pepe Aguado.

El próximo domingo 28, el inmaduro pueblo ecuatoriano, ilusionado con las promesas más esperpénticas y disparatadas, debe elegir para su futuro entre una catástrofe (si gana el NO) o el caos (si triunfa el SÍ). En ese país, completamente desarticulado tras la destrucción de toda su inmoral estructura jerárquica anterior, Correa (protector de corruptos, terroristas y delincuentes) ofrece la salvación de todos los males, con su Socialismo del Siglo XXI, y pretende implantar en Ecuador el bienestar social de Cuba y Venezuela. ¡Pobres ecuatorianos!

Fomentando el odio, insultando a quien se opone a sus deseos, dilapidando sumas astronómicas del erario de un pueblo empobrecido y prometiendo un sistema político fracasado a priori, ha logrado embaucar a una parte considerable de la sociedad ecuatoriana cuya inmadurez mental e intelectual le impide comprender la realidad.

A falta de acciones significativas, basa su campaña en promesas imposibles y en excitar los sentimientos más bajos de la sociedad, como la envidia y un odio que pretende extender incluso contra España: en la primera página de una especie de TBO publicitario publicado por su partido se lee: "Con la llegada de la conquista española se destruyó la gran civilización nativa y se implantó la larga noche colonial". Resulta que la "gran civilización nativa" no conocía la escritura ni la rueda y ofrecía a sus ídolos sacrificios humanos, incluso de niños. En la "larga noche colonial" se cometieron muchas atrocidades, reconocidas por todos los españoles; pero también se les llevó la cultura del Renacimiento, algo que muchos ecuatorianos son incapaces de valorar y mucho menos reconocer. Incluso ahora, en el siglo XXI, la belleza de las ciudades ecuatorianas se debe a la "larga noche colonial".

En Ecuador se españolea por norma y muchos tratan de demostrar cierta alcurnia recurriendo a ancestros españoles; pero, tan pronto como se les hace un comentario crítico, justifican todos sus defectos como una herencia de la lacra social que los colonizó. La dependencia colonial se mantiene como algo inevitablemente odiado y admirado, ya que reniegan de España y se entusiasman con las corridas de toros y los toreros españoles y, para redactar la constitución que se presenta a referéndum el domingo, han recurrido a la ayuda de españoles (Roberto Viciano y Albert Noguera), a los que han pagado 9.000 dólares mensuales, en un país donde el salario medio está cerca de los 250 (menos de 180 euros).

Los insultos a España son tan frecuentes como las lastimeras peticiones de recomendación para emigrar aquí.

No importa que Correa esté acusado de recibir dinero de las FARCs colombianas y de proteger a terroristas, narcotraficantes, corruptos y delincuentes. Lo único que interesa a sus obsesos seguidores es que ha prometido muchas ayudas gratuitas y, por encima de todo, que deleita sus oídos insultando a los ricos que hace dos años eran poderosos, con calificativos tan sugerentes y originales como "pelucones" y con bravuconadas desafortunadas contra Estados Unidos y la Unión Europea.

Este aspirante a dictador, que sigue los pasos y consejos de Hugo Chávez y asegura que la Cuba de Fidel Castro es una democracia (Véase http://es.youtube.com/watch?v=AE5jH71LDFE&feature=related), lleva ya más de dos años en campaña electoral permanente, descuidando su obligación de gobernar y despilfarrando el dinero de todos, mientras en el pueblo aumentan la miseria y la corrupción.

Para excitar el palmoteo entusiasmado de sus embaucados seguidores, no duda en atacar lo que él llama injustamente "Ley Anti-inmigración de la Unión Europea", con la que no se pretende cerrar, sino controlar el flujo de inmigrantes, y no siente ningún rubor al decir de ella que "es un insulto a la dignidad humana", porque "Nadie puede ni debe considerar jamás como ilegal a un ser humano". Asegura que "Europa pone cada vez mayores obstáculos a un derecho humano fundamental: el derecho de cada uno a vivir donde quiere" y considera esta Ley de regulación como "verdadera puñalada por la espalda de la humanidad". Para él, el pasaporte es una humillación al género humano y todos deberíamos tener derecho a circular libremente por cualquier país. Sin embargo, no reacciona igual ante los linchamientos de extranjeros que se producen en el suyo, donde, después de ensañarse torturando a las víctimas, las rocían con gasolina y las queman vivas. Esto demuestra el nivel de corrupción de su Administración de Justicia y las autoridades y la barbarie del pueblo.

Son sus mentores Fidel Castro y Hugo Chávez, es amigo de Evo Morales, Daniel Ortega y el presidente iraní, Ahmadinejad, y proclama su devoción por el Che quien, si nos atenemos al testimonio de quienes convivieron con él (http://www.youtube.com/watch?v=v1-Ani0gyI4), no fue precisamente un benefactor de la humanidad, como quieren demostrar quienes lo han convertido en mito.

Él asegura que el poder se lo otorga democráticamente el pueblo y eso es matemáticamente cierto; pero no hemos de caer en la trampa de creer que, como se nos quiere dar a entender en tantas ocasiones, el calificativo "democrático" es sinónimo de bueno, honesto, deseable, justo, etc. Actuar democráticamente significa que se hace lo que prefiere la mayoría del pueblo y, como se ha demostrado hasta la saciedad (especialmente en las elecciones presidenciales de Ecuador), el pueblo es necio y, con sus errores, puede dar pie a terribles desgracias, como ocurrió con el Nacional-socialismo alemán.

Sin pretender profetizar y limitándome a elaborar deducciones lógicas, me atrevo a asegurar que Correa está utilizando la democracia para destruirla, lo mismo que hizo Adolfo Hitler en Alemania: subió al poder democráticamente y acabó siendo un dictador genocida. Este Presidente, con título de economista, derrocha 200 millones de dólares en hacer a la medida de sus caprichos una Constitución populachera (con personas poco capacitadas e incluso con artículos alterados subrepticiamente después de su aprobación), compra un avión presidencial innecesario (30 millones) y dilapida el dinero en viajes y propaganda publicitaria. Mientras tanto, en el país que ha confiado en él, la corrupción, tanto de la Administración como de la sociedad, cuenta con su protección oficial, los precios se disparan, el riesgo país aumenta y, según el periódico Expansión, del 15 de septiembre actual, al evaluar el índice de clima de negocios, Ecuador ocupa el número 136, entre 174 países. Bolivia está en el 150 y Venezuela (el modelo de Correa y Morales) está en el último lugar con el número 174.

El informe anual de Transparencia Internacional afirma que, entre los 180 países analizados, Ecuador ocupa el lugar 151 y Venezuela, el 158. Venezuela fue calificada con 1,9 puntos sobre 10, y Ecuador, con  2,0.

El aumento de la corrupción de Ecuador en los últimos años se refleja en la tabla siguiente:  
Año    Puesto    Calificación                                
2005      117              2'5                                
2006      138              2'3                                
2007      150              2'1
2008      151              2'0

Obsérvese la nulidad del trabajo realizado por el Régimen Correísta para erradicarla y compárese con las manifestaciones de su espectacular trama publicitaria.

Según esto, en el baremo de honestidad de la sociedad ecuatoriana hay un 80% de corrupción; pero, para los correístas, estos datos son falsos, pues aseguran que Transparencia Internacional está pagada por el capitalismo yanqui para desprestigiar a Correa. ¡Una lección aprendida de Castro!

En cuanto a la inflación, ronda ya peligrosamente al 10% y el PIB, con un 1'5, es uno de los más bajos de América Latina.

Todo esto, que ocurre cuando el Presidente actual, Rafael Correa, lleva ya casi dos años al frente del país, es una muestra evidente de su pésima gestión, centrada en la acumulación de poder, con una negligencia casi total de los verdaderos problemas.

En el periódico ecuatoriano El Comercio del 25 de septiembre, hay un detalle muy significativo, bajo el título "Lula percibe un trasfondo electoral. Las relaciones entre Ecuador y Brasil tomaron un giro incierto tras el embargo a Odebrecht". Resulta que Correa embarga la empresa brasileña Odebrecht y, con ese pretexto, advierte que se plantea dejar de pagar una deuda de 200 millones de dólares contraída con el Banco de Desarrollo del Brasil. La respuesta del Presidente brasileño, Lula da Silva, es que "En Ecuador, habrá elecciones (referéndum) el domingo. Dejemos un poco pasar la pelota para solucionar este problema". Lula no ve en esas declaraciones ningún problema, sino un recurso electoralista a plazo fijo (el día del referéndum) de Rafael Correa para enardecer aún más a su favor a sus compatriotas embaucados. Con estas declaraciones de Lula, el Presidente ecuatoriano queda en un solemne ridículo.

Y lo grave no es que se apruebe o no la constitución, sino que la redacción de las leyes y reglamentos que rijan su aplicación quedaría en las manos irresponsables de un Presidente que, sin duda alguna, aspira a ser dictador.

Dato curioso de la Ley Electoral Ecuatoriana: el voto es obligatorio y, desde dos días antes de la votación, se impone la ley seca.

Esto y mucho más ocurre en ese país centrifugado, que tiene que decidir el domingo entre una catástrofe (reorganizar por completo un país totalmente desestructurado) o el caos (caer en la órbita del Castrismo sazonado con todas las alteraciones introducidas por Hugo Chávez).

¡Dios los ampare!

 

NOTA: le faltó agregar que la indigencia ha subido del 9% al 16.5%.

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