lunes, 30 de diciembre de 2019

Homo Bolivarianus

Daniela Chacón Arias
02 Sep 2013

Esta semana se cumple un año exactamente desde que regresé a Ecuador después de pasar varios años en tierras extrañas. Cuando uno se aleja de su tierra intenta mantenerse conectado, habla con sus seres queridos, lee los periódicos, en fin intenta saber y entender qué pasa durante su ausencia. Sin embargo de ello e inclusive con las facilidades tecnológicas, es imposible no perderse algo.

Cuando me fui en el 2009 las cosas eran muy distintas. La revolución ciudadana aún estaba en su proceso de transformación de las instituciones democráticas, la Constitución de 2008 apenas tenía un año de edad, no existía un manto verdeflex que cubría todos los rincones de la patria y el presidente Correa aún no copaba el aire que respiramos a diario. Me perdí el proceso de consolidación de la revolución bolivariana en Ecuador y aunque tal vez un año de observación in situ no sea suficiente, lo ha sido para palpar cómo ha cambiado nuestra sociedad en tan solo 4 años.

Hace algunos días leí un editorial que mencionaba de pasada a un nuevo tipo de hombre, el homo bolivarianus. Estimado lector sabrá perdonar usted que no le dirijo al enlace del editorial que menciono pero lamentablemente me ha sido imposible volver a encontrarlo. Tal vez lo soñé. Pensar en la existencia de un hombre bolivariano me llevó obligadamente a reflexionar sobre los cambios que visto desde que regresé y a concluir que tal vez dicha subespecie sí existe y es parte diaria de nuestras vidas.

El homo bolivarianus es una persona intolerante e intransigente. No se puede llegar a consensos con esta subespecie ya que indudablemente siempre tiene la razón. Usa palabras rimbombantes y conceptos abstractos para explicarnos al resto de comunes mortales lo que no somos capaces de comprender, de lo contrario es obvio que estaríamos de acuerdo. Y si a pesar de las sendas explicaciones, seguimos en desacuerdo entonces no hay más remedio que seamos parte de los poderes fácticos, de la partidocracia, de la prensa corrupta o del capital transnacional. No cabe que tal vez simplemente pensamos diferente. Para el hombre bolivariano o estás a su favor o estás en su contra. Piense en la reacción del oficialismo frente a aquellos que no quieren se explote el Yasuní ITT.

El homo bolivarianus es agresivo y violento, característica que necesariamente se deriva de ser intolerante e intransigente. ¿No se ha fijado usted estimado lector que ahora es más común encontrar gente propensa a la violencia verbal o física? A mi realmente me ha sorprendido el nivel de agresividad que existe actualmente en la sociedad ecuatoriana. Si parto de la lógica de que siempre tengo la razón, cualquiera de mis interacciones personales puede terminar en una riña. En la fila del banco, o haciendo un trámite, manejando en el tráfico infernal o caminando por las calles el respeto por el otro se ha ido perdiendo poco a poco. Cada uno vela por sí mismo convirtiendo a la sociedad en una selva en la que la única opción es sobrevivir. Piense en las agresiones recibidas por los diputados de oposición en Venezuela cuando protestaron por los resultados electorales de inicios de este año. O piense en el reciente incidente entre el presidente Correa y el artista Guevara.

El homo bolivarianus desdeña de todos aquellos principios que el liberalismo nos trajo (el estado de derecho, la democracia representativa, la división de poderes y el capitalismo) y quiere crear un nuevo orden mundial donde todas las cosas malas que nos trajo el liberalismo desaparezcan como por arte de magia y de repente todos seamos perfectos. Es moralista por antonomasia y cree que el Estado es el llamado a hacernos una sociedad perfecta por lo que ha renunciado a ser parte activa y responsabilizarse por el cambio deseado.

La tolerancia, el respeto por el otro, el haberse finalmente librado de aquellos que querían imponer su verdad usando el poder, la existencia de un gobierno que no dependía de una sola persona, la igualdad ante la ley donde no hay privilegiados y el dejar a las personas libres para tomar sus decisiones en acatamiento de un marco mínimo de leyes que resguarden las libertades y el bienestar de las personas fueron los grandes logros del liberalismo. El homo bolivarianus es el opuesto absoluto del homo liberal y yo no puedo dejar de preguntarme si el surgimiento y posible consolidación de esta subespecie que se reproduce rápidamente será el fin de todos estos principios. No que antes en el Ecuador hayamos vivido liberalismo o que la violencia sea nueva pero me da la impresión que esta nueva subespecie está exacerbando estas actitudes. Si es así, ¿qué sociedad nos espera? Ojalá que el h.b. solo haya sido un sueño.



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