martes, 31 de diciembre de 2019

Moralina del eufemismo

Iván Sandoval Carrión
24 de junio de 2014

¿Qué es una persona con hábitos compulsivos de consumo de etanol?: un alcohólico ¿Y alguien con hiperdesarrollo lipídico y ponderal?: un gordo ¿Y un funcionario público con alternativas éticas subjetivas, pragmáticas y opcionales?: un corrupto ¿Y una persona con inclinaciones académicas y laborales especiales?: simplemente un vago. Son ejemplos ridículos del abuso del "lenguaje políticamente correcto", que es un recurso a los eufemismos para evitar el uso de términos que podrían resultar insultantes o peyorativos para las personas aludidas. Un eufemismo es una figura de la retórica que sustituye palabras que se consideran groseras y encubre realidades incómodas o desagradables.

El lenguaje políticamente correcto es el preferido por los políticos, obviamente, y se convierte en el vocabulario oficial de algunos gobiernos porque mistifica y disfraza aspectos de la realidad social, cultural y económica que deben permanecer ocultos. La utilización de este léxico para defender –supuestamente– los derechos de ciertas minorías es solamente la pantalla "eufemística" del poder para quedar bien ante estos grupos y ganárselos como electores potenciales. La argumentación de quien se sirve habitualmente de los eufemismos, alude a la defensa de los derechos humanos y la democracia, y ello convierte al lenguaje políticamente correcto en un modo de hablar hipócrita y moralista que esconde sus verdaderos propósitos: dominar y perpetuarse mientras pueda. La trampa de esta jerga, es que los términos inventados devienen "incorrectos" con el tiempo, y entonces deben crearse otros en su lugar.

Un ejemplo universal es el uso extendido del término "afrodescendiente" en lugar de "negro". Su empleo es inadecuado, porque "afrodescendientes" somos todos los seres humanos, si damos crédito a las investigaciones de los Leakey, quienes encontraron las huellas más antiguas de homínidos y homo sapiens en las llanuras de lo que hoy se llama Kenia y Tanzania. Además, la palabra no especifica si se trata de descendientes de los pueblos que se hallan al norte o al sur del Sahara, y que difieren notablemente entre sí en sus lenguas y demás rasgos culturales, además del color de su piel. En nuestro caso, ¿no sería más "correcto" preguntar a los ecuatorianos que habitan en la provincia de Esmeraldas y al norte de Imbabura cómo prefieren ser llamados? Porque quizás ellos están orgullosos de ser considerados negros.

Otro problema de los eufemismos, es que la vacuidad de las palabras creadas e impuestas no logra modificar de manera suficiente las realidades que pretende disimular o las nuevas que intenta construir. Un ejemplo es la invención de los sintagmas "centro de rehabilitación" y "PPL persona privada de libertad" en lugar de "cárcel" y "preso": ¿En qué medida el uso de esta "coba" oficial ha cambiado la realidad brutal de todas las personas que están detenidas en estos lugares? Si un nuevo significante crea realidades antes inexistentes, no puede hacerlo allí donde nada ha cambiado en la estructura y en la posición de los sujetos ¿No será que el lenguaje políticamente correcto esconde la misma moralina mojigata y condescendiente que sustentaba antiguamente el abuso de los diminutivos por parte de nosotros, los blancomestizos, cuando nos referíamos a los "negritos", "cholitos", "cieguitos", "muditos", etc.?

¿Enmienda o reforma?

Mauricio Gándara Gallegos
 22 de Marzo, 2014

Es necesario esclarecer si la modificación constitucional propuesta por los partidarios de una nueva reelección del actual presidente puede hacerse mediante enmienda o mediante reforma parcial. Si se tratara de una enmienda, estaríamos en el caso del artículo 441 de la Constitución, y la Asamblea podría realizarla sola, entre cuatro paredes, eludiendo el ahora temido pronunciamiento popular en referéndum. Pero si la modificación implica una reforma parcial, entonces nos encontramos en el caso del artículo 442 de la Carta Política, y el referéndum es obligatorio, legalmente ineludible. Es la Constitución la que distingue entre enmienda y reforma y señala caminos distintos para uno y otro caso. Debemos, pues, recurrir al Diccionario de la Real Academia para desentrañar el significado de una y otra palabra, constantes ambas en el capítulo tercero de Reforma de la Constitución.

Enmienda. "Acción y efecto de enmendar o enmendarse".

Enmendar. "Corregir, quitar defectos".

Esto es lo querido por la Constitución cuando habla de "enmienda" en el artículo 441.

Para el caso de Reforma:

Reforma. "Acción y efecto de reformar o reformarse. 2. Lo que se propone, proyecta o ejecuta como innovación o mejora en alguna cosa".

La diferencia es, pues, clara: enmendar significa corregir, quitar defectos; no es el caso, evidentemente, pues no hay defecto en el inciso segundo del artículo 144 de la Constitución cuando dispone que el presidente "permanecerá cuatro años en sus funciones y podrá ser reelecto por una sola vez".

Los que quieren escamotear el referéndum dirán que solamente se trata de modificar unas pocas palabras. A ellos hay que responderles que se necesitaría incluir una sola palabra, "vitalicio", y se habría terminado el sistema republicano y tendríamos una nueva Carta de la Esclavitud, como la que, en 1843, retrataba al "guapo" Flores. El pueblo, con su sangre, dio al traste con el floreanismo.

Si la modificación constitucional la hacen solamente los asambleístas, querrán que la reelección indefinida les sea aplicable a ellos, también. Ese sería el precio del pecado. ¡Adiós a los discursos en la Asamblea Constituyente para acabar con el caciquismo en las provincias!

Por supuesto que estas disquisiciones de poco servirán legalmente, porque el Tribunal Constitucional, que es tan independiente como cualquier comisaría, dictaminará lo que el Poder quiera. De poco servirán legalmente, digo, pero irán incrementando la fuerza moral de los que se oponen a una reelección con dedicatoria, y exigen que al menos tengan la valentía moral de consultarle al pueblo, como lo han hecho hasta en cosas insignificantes, como las corridas de toros, en que hemos llegado al absurdo de que lo que es ilegal en Quito, es legal en sus alrededores, en Tambillo, Machachi, y muchas otras ciudades. Ya dicen las gentes, taurinamente, que si el presidente quiere, nuevamente, lanzarse al ruedo, debería ser consecuente consigo mismo y convocar a referéndum. ¡Esta Constitución fue aprobada en referéndum!

El Gobierno y Alianza PAIS se encuentran en la hora indecisa: ¿Cuál procedimiento adoptamos para hacer eterna la felicidad del pueblo, como ya lo han hecho los Castro, los Chávez-Maduro, los Ortega, los Morales? ¡Felizmente, el pueblo ya es inmune a la propaganda oficial!


The English ya is of all

Francisco Febres Cordero

Domingo, 30 de marzo, 2014

¡Qué lío que se armó con eso de la enseñanza del inglés en las escuelas y colegios! Es que hubo no sé qué problemas con las mallas curriculares, cuando en inglés no se usan mallas sino shores. ¡Qué brutos!: las mallas son para natación. Sin embargo, me parece que la confusión parte de la desactualización que tienen las autoridades en la enseñanza de las lenguas. La moderna pedagogía ya no pretende, como antes, enseñar a los alumnos todo el idioma, palabra por palabra. Ahora, los lingüistas somos mucho más eclécticos y creemos que basta con que los niños y niñas, jóvenes y jóvenas sepan un vocabulario básico para que, luego, lo vayan incrementando por su cuenta. Con este método, verán nomás que luego de los trescientos años de la revolución ciudadana todos salen hablando inglés como si fuera su lengua materna.

Pero como por algo hay que comenzar, tanto en las escuelas y colegios del decenio como en las del centenio y en las del milenio, hay que ir dando a los alumnos los nuevos términos que les abrirán el camino hacia su otra lengua que, necesariamente, tendrá que ser revolucionaria y basada en el proceso de cambio que viven.

Aquí van, pues, algunos tips (como decimos en inglés) básicos, por los que se debe comenzar la enseñanza del idioma:

Little limited (estas palabras sirven para que los alumnos sepan que existen compañeros que son limitaditos y por eso no entienden bien el inglés, las matemáticas, la geografía ni nada mismo y que, por lo tanto, es mejor que se vayan a la house. Of the Verg).

To the victory ever (en inglés es el grito del triunfo y dota a los alumnos de una mentalidad ganadora aun en momentos en que pierden el año, las elecciones y todo mismo).

Big hair (diferencia a los alumnos que quieren el cambio de aquellos pelucones que se aferran al pasado y que, por tanto, deben ser excluidos no solo del equipo de football sino también del bono de idiomas).

Hands cleaning (término indispensable para que los alumnos manejen el inglés de manera impoluta, no solo con las manos limpias sino también con los zapatos lustrados, la nariz bien sonada y bañaditos).

Switt Mamy Land (o sea es la inculcación al amor a la madre tierra, a fin de que los alumnos sepan honrar a la Pachamama, pero en inglés).

Indefinity reelection (estas palabras señalan a los alumnos el futuro promisorio que les espera como líderes si demuestran persistencia, tozudez y se imponen como sea sobre sus profesores y compañeros de clase).

Large neoliberal night (los alumnos tienen que conocer los tiempos oscuros del pasado, en relación con los luminosos del presente y del futuro. Esto les permitirá ampliar su vocabulario a palabras como uggly partidocracy, poor mans, idiots, sicks, dogs, lelo's, estreñid's faces, arrogants, fuck yourself y otras de ese tenor).

Y ya. Sufficient. Con esto, the English ya is of all.



English is not spoken here

Alfonso Reece Dousdebés

31 de marzo, 2014

De pocas cosas uno se arrepiente con tanto dolor como de no haber aprendido idiomas cuando el tiempo y las facultades eran propicios.... sí, siempre se puede, pero el esfuerzo es mayor y las condiciones suelen complicarse con los años. Es verdad que hace cincuenta años era más difícil, pero mi indolencia, nada más que mi indolencia, hizo que no pase de un francés de sobrevivencia. Y el inglés me negó (le negué yo) la perfección, mi conversación es trabajosa aunque conseguí aprender y recitar, con más entusiasmo que exactitud, "There was a child..." de Whitman. Leerlo es el mayor placer que me dispensa, Keats y Dylan Thomas, pero el cantar del Cisne del Avon no me es del todo inteligible. ¡Qué pobreza!

No he conocido nadie que diga que el conocimiento de un idioma le resulta molesto o que le ocupa demasiado disco duro. En cambio, he oído decir cosas tales como que el alemán es tosco, el francés amanerado o el kichwa primitivo. Sin negar que las lenguas tienen determinado carácter, los conceptos negativos sobre una u otra son siempre prejuicios basados en la ignorancia. Lejos de creer que la multiplicación de lenguas fue un castigo a la soberbia humana, creo que su diversidad es una riqueza, como toda diversidad, cada una es un tesoro. La extinción de una sola es una tragedia.

El inglés, justamente por ser la lengua de las potencias dominantes en los últimos dos siglos, es una majestuosa construcción que se enriqueció al contacto de mares, praderas, desiertos y astros. A su belleza intrínseca añadió la suerte de ser la primera lingua franca de todo el globo. Su desconocimiento en el momento actual equivale a una semisordomudez y es objetivamente una discapacidad que debe mover a compasión. Nos parecería idiota la persona que diga que la facultad de caminar es mala, porque la usan los ladrones para escapar de la policía, sin embargo, hay quienes se dan el lujo tonto de despreciar el inglés a cuenta de que es "imperialista". Hubo quien me dijo que no lo aprendió por "rechazo ideológico".

La experiencia demuestra, y los estudios lo confirman, que mientras más temprano se aprende una lengua se lo hace mejor y más fácilmente. Se habla de una "ventana" de pocos años en los que se puede aprender un idioma para manejarlo con la facilidad del materno. No sé de nadie al que se le haya fundido el cerebro por estudiar de niño una lengua. Solo contradicen estas evidencias los estólidos, pueblerinos y oscurantistas. Por eso resulta curioso que se nos sorprenda con disposiciones administrativas confusas y contradictorias, probablemente adrede confusas y contradictorias "para ver cómo reaccionan estos", que limitan la enseñanza de un idioma clave para integrarse en el mundo moderno, en la tecnología y aún en la alta cultura. Y claro, cuando se pide explicaciones de tal barbaridad (nunca más exacta esta palabra) se echa la culpa a la "prensa corrupta" que suele no entender un concepto tan claro como lo "voluntariamente obligatorio".


Un baile de máscaras

Mauricio Gándara Gallegos
3 de abril, 2014

A propósito del clamor de muchos ciudadanos para que se dicte una amnistía general para los presos y perseguidos por supuestos o reales delitos políticos, me vienen a la memoria actitudes de personajes históricos.

En Suecia, mientras en Francia explosionaba la Revolución Francesa, el rey Gustavo III sufría un atentado durante un baile de máscaras. Encubierto en su disfraz, uno de sus cortesanos le soltó un pistoletazo por la espalda que terminó con su vida en pocos días. Como estaba consciente, sus funcionarios le informaron que todavía no se había identificado al asesino; el rey, que era un caballero andante, generoso, paladín de las libertades de Comercio y de Prensa, exclamó: "Dios quiera que no se le descubra".

El mariscal Sucre fue un ejemplo de generosidad: No tomó venganza, represalias ni prisioneros, peor indemnizaciones, luego del triunfo de Tarqui. Antes, luego de Ayacucho, concedió a los vencidos el derecho a permanecer en nuestro suelo con iguales derechos que los vencedores. Al mariscal, en Chuquisaca, en Bolivia, no le quedaron rencores, pero sí un brazo inútil, consecuencia de un disparo de fusil al haber querido pasar a lomos de su caballo al interior de la guarnición militar, sublevada por instigación peruana y boliviana en rechazo a la ocupación colombiana y a la Constitución de Bolívar, que establecía un régimen semimonárquico, bajo la Presidencia vitalicia de Sucre.

El historiador Roberto Andrade dice que el general Alfaro tenía el alma de Sucre en lo que respecta a procedimientos generosos; recuerda Andrade que en Gatazo, luego de la desbandada del ejército conservador, Alfaro no mandó ni un soldado a perseguirlo y, al día siguiente de la batalla, expidió un decreto de amnistía que disponía: "Póngase en libertad inmediatamente a todos los prisioneros."

García Moreno fue un gran constructor, impulsó la educación, pero no fue generoso; actuó movido por el odio, el rencor. A su gobernador en el Azuay le escribió: "La represión pronta, enérgica, terrible es el único medio de refrenar a los malvados"… "mandaré pasar por las armas a todos los que favorezcan de cualquier modo a los enemigos, y los haré ejecutar religiosamente"… Y cumplió lo dicho: hizo fusilar a los 27 revolucionarios del "Jambelí"; al general Maldonado y otros más; entre sus víctimas se encontró don Juan Borja. Fue bárbara la condena al general Ayarza, héroe de la Independencia, a recibir 500 azotes en público; la humillación llevó a Ayarza a la tumba.

Hay un denominador común en Flores, García Moreno, Alfaro: su deseo de perpetuarse en el poder; todos ellos provocaron reacciones sangrientas que terminaron con sus sueños de poder vitalicio y, en los dos últimos casos, con sus vidas.

Continuando con lo de la amnistía, recordemos que a raíz de la sublevación de Taura, cuando secuestraron al presidente, el Congreso amnistió a los insubordinados. La Izquierda aplaudió.

Una amnistía general –no un indulto personalizado, humillante– por delitos políticos necesita el Ecuador. Ya no importa quién tiene la razón. Se trata de no seguir el camino de una Venezuela envuelta en un conflicto fratricida, atizado por el castrismo para proteger sus intereses.


‘Ol yu niff is Ráfael’

Marlon Puertas

05/Abril/2014

Qué chévere que está la campaña Ol yu niff is Écuador. Perdón mi inglés, pero a mí también me dio clases el profesor de Rafael, así que no es muy perfecto que digamos. El punto es que ya era hora que explotemos el recurso turístico inmenso que tenemos y que no le habíamos parado bola, so pretexto de que siempre habíamos sido los explotados por los malos extranjeros imperialistas, a quienes antes no podíamos ver ni en pintura. Pero ahora ya nos pasó el resentimiento y nos tomaremos la justa revancha: ya verán como los explotamos a esos gringos, sobre todo. 

El video y la musiquita están chéveres, para qué. Lo malo es que no entiendo nada, menos lo que dice esa veterana voz sombría y peluda que supongo debe hablar maravillas de la naturaleza de nuestro país. Y el fondo, qué bonito, Los Bitles en nuestra versión criolla, para que allá afuera todos sepan que aquí se canta odas revolucionarias como la inolvidable de la tortilla, esa mismo, la que los ricos coman KK, pero también, cómo no, himnos pitiyanquis como ese del Yelou Sugmarín, que todos se lo vamos a pedir a Pol Macarni, ahora que venga. 

Así que los turistas se sentirán como en casa, tendrán repertorios musicales para escoger, dependiendo si amanecieron con ganas de tumbar un imperio o de firmar convenios con la Coca Cola.

Lo que sí hizo falta en el video es la gente. Ni un ecuatoriano o ecuatoriana asoma. Somos feos, pero no tanto. Y lo ideal hubiese sido que pongan en medio de las bellas imágenes del Cotopaxi, de las Galápagos y del Yasuní, al ecuatoriano más famoso que tenemos, ese que atrae inevitablemente las miradas de propios y extraños. ¿Quién más? Rafael, por supuesto. Allí calzaba perfecto, con su bicicleta al hombro, alzando el puño, gritando alto, frunciendo el ceño. Es nuestro mejor embajador turístico y yo sí creo, me disculparán, que en los actuales momentos se ha convertido en nuestro principal atractivo. 

¿Quién sino, dio asilo a Julián, el jáquer?

¿Quién sino, quiso dar lo mismo a Esnouden, y no pudo?

¿Quién sino, es el creador del milagro ecuatoriano, que todo el mundo quiere emular?

Imagínense no más un extranjero viendo el video con nuestro presidente en cada toma. Su irreprimible impulso sería agarrar el primer vuelo y venirse para acá a conocer tremendo personaje. 

De seguro, estaría firme en la Plaza Grande los lunes para el cambio de guardia y buscaría, desesperadamente, el siguiente lugar en el que nuestro presidente hará su sabatina y allí estaría, en primera fila. Para grabarla todita y tenerla como un documento histórico, transcribirla en papiros y enterrarla cincuenta metros bajo tierra. Para conservarla siempre. 

Es que eso no hay en ninguna otra parte del mundo. Solo lo disfrutamos nosotros y como siempre, no lo sabemos valorar, no lo sabemos explotar. Ni siquiera los genios de Comunicación repararon en que si somos famosos a nivel mundial, se lo debemos a él. Porque Ecuador ha decidido, diez veces ya, que Ol yu niff is Ráfael. 



¿Y los nuevos ricos qué comen?

Jeanette Hinostroza
09/Octubre/2013

Los nuevos ricos son los que mejor comen, andan en carro de lujo y estrenan casa en barrio pelucón.  Cumbayá, González Suárez, Quito Tennis y Samborondón,  esos son los lugares en donde levantan sus nuevos palacios con mucho derroche y poco gusto.

Una clase muy privilegiada con derecho a invadir las vías del trole y a violar las normas de tránsito; mientras que los demás tenemos que corrernos a un lado para abrirles el paso. 

Los nuevos ricos solían odiar el dinero y las cosas materiales; hoy tienen cuenta en Suiza y empresa en paraíso fiscal.  El consumismo era la  podredumbre del ser humano; hoy es parte de sus derechos. 

Vestían jean, boina de paño y camiseta del Che Guevara, una inconfundible y furiosa raza, dispuesta a defender sus principios y valores hasta la muerte. 

Ahora se los ve incómodamente empacados en ropa importada y costosa.     Ayer compraban en la Bahía o en la Ipiales; hoy se los ve de shopping en Miami. 

Ayer usaban shigra; hoy de sus hombros cuelga una Louis Vuitton.  Pregonan sencillez y usan zapatos Guchi.  Exigen igualdad y adornan sus cuellos con Hermés. Ayer comían cebiche de churos; hoy comen escargots.  Odian el Imperio gringo, pero tienen visa. 

Solían salir a las calles para defender los derechos del pueblo; hoy están callados, porque hablar pone en riesgo su nuevo estatus.   Ayer tenían dignidad y principios; hoy tienen precio.

Ayer defendían a la naturaleza y consideraban que era su deber dejarles un mundo mejor a sus hijos;  ahora ya no les importa el mañana, pues hoy sus billeteras están llenas de dinero. Ayer estaban chiros, pero libres; hoy están encadenados a sus ilimitadas ambiciones. 

Antes se armaban interesantes coloquios para quejarse de los pipones, las comisiones y los negociados.  Hoy los nuevos ricos comen del Estado.  Ayer denunciaban la rosca, hoy forman parte de su fuerte engranaje.  Los nuevos ricos pedían gobiernos que no roben; hoy su filosofía es que roben, que hagan y que repartan.

A los nuevos ricos nadie les dedica canciones, porque cuando toca  se visten de verde encendido y evocan a una Cuba en la que nunca vivirían porque huele a pobreza y en sus estanterías ya no hay espacio para ese perfume. 

Los nuevos ricos viven en un mar de contradicciones y nadie los manda a comer mierda.  No tendría caso.   Porque están empachados de tanto tragarse los escupitajos que durante toda su vida echaron hacia arriba.


El Gobierno de la 'ilusión ciudadana'

Bernardo Acosta

15/04/14


La campaña 'All You Need Is Ecuador' resume con precisión cómo el Gobierno decide las políticas públicas. Su prioridad no es resolver los problemas del país, sino transmitir la idea de que lo hace. La campaña en cuestión no atiende los factores de fondo que fomentan el turismo -como la seguridad, la facilidad para transportarse dentro del país o la cantidad de ciudadanos que habla inglés-, pero infla el orgullo nacional y crea la ilusión de que el Régimen se ha ocupado del tema, como ha ocurrido en otras importantes áreas de la gestión pública.


En materia de educación, salud, transporte y justicia, el Gobierno ha realizado obras monumentales. Opulentos colegios, hospitales, aeropuertos y juzgados sin duda aportan al desarrollo de estos sectores, pero no son, ni de lejos, la solución a sus principales problemas. Ni el aeropuerto de Santa Rosa crea, de por sí, más tránsito y comercio, ni los pizarrones electrónicos se traducen súbitamente en aprendizaje, ni un lujoso juzgado significa imparcialidad. Sin embargo, este despilfarro de hormigón sirve de maravilla para difundir la idea de que la Administración ha suplido carencias históricas.


El otro camino que el Gobierno ha tomado para alimentar la ilusión de que resuelve los problemas acuciantes del país es la expedición de normas. Deficiencias en los ámbitos de la producción, la seguridad vial, los derechos humanos, la protección de la naturaleza, entre otros, se han pretendido corregir con nueva legislación. Por medio de la expedición del Código de la Producción, la Ley de Transporte Terrestre, y todo el lirismo constitucional sobre participación y derechos -humanos y de la naturaleza-, el Gobierno creó la fantasía de que estos problemas ya fueron solventados, aunque la estructura productiva siga igual a la de hace 10 años, los límites de velocidad no se respeten y derechos proclamados en la Constitución hayan durado en la práctica los 300 años más rápidos de la historia.


Por supuesto que el desarrollo del país requiere de nuevas obras públicas y de legislación actualizada. Pero una cosa es construir infraestructura o expedir normas con el fin de resolver los problemas nacionales y otra es hacerlo por la imagen. Si el Gobierno se preocupara más por la solución que por la apariencia, las obras serían buenas pero no lujosas; así le quedarían recursos para enfrentar los desafíos de manera integral, pero -claro- no impresionaría a nadie. Si genuinamente buscara derribar las trabas actuales, en lugar de imponer leyes restrictivas o utópicas -las cuales ilusionan más que Papá Noel, pero resultan inaplicables-, las elaboraría dialogando con los sectores implicados.


Y desde luego que la atracción del turismo requiere de promoción. Pero si al Régimen realmente le desvelara el tema, por lo menos habría inaugurado a tiempo la vía a Tababela, sólo que ni es tan fácil de hacerla ni ilusiona tanto como una buena propaganda.



La gira de un huérfano político con dinero

Emilio Palacio

20 de abril del 2014

Durante su próxima visita a España, Rafael Correa se reunirá con el rey Juan Carlos y con el presidente Mariano Rajoy, como corresponde cuando un jefe de estado visita otra nación. El 8 de abril, cuando llegó al aeropuerto de Boston, no acudieron a recibirlo ni los porteros del Departamento de Estado. A las pocas horas, ocho senadores, demócratas y republicanos, distribuyeron una carta para repudiar su presencia.

Su equipo de propaganda mostró como un gran logro que le entregasen las llaves de East Haven, un pueblito de 30.000 habitantes en el camino entre Boston y Yale, pero se cuidó de informar que el alcalde Joseph Maturo lleva varios meses intentando congraciarse con los hispanos, luego de un bochornoso incidente en el que se lo acusó de manejar un cuerpo policial racista.

Los alcaldes de izquierda Martin Walsh de Boston y Bill de Blasio de New York, ni siquiera se dieron por enterados de su presencia.

Ningún dirigente hispano o afroamericano, ningún líder sindical, ninguna dirigente feminista, ningún activista del movimiento ecologista o gay, ningún defensor de los derechos humanos, en todo Estados Unidos, consideró que valiese la pena acudir a saludar a Correa.

Los únicos artistas que le dieron la mano fueron Robert De Niro y Vanesa Redgrave, durante una reunión de promoción turística en New York, pero De Niro no acude a esos eventos por amistad sino a cambio de unos honorarios previamente pactados (300.000 dólares en promedio). Vanesa Redgrave, que toda su vida militó en la izquierda radical inglesa, sí estuvo allí por simpatía ideológica, pero para Correa era una absoluta desconocida: el sábado, en su informe semanal, preguntó si alguien sabía su apellido.

Correa tenía previsto también un encuentro con Woody Allen, pero a última hora se lo suspendió sin mayores explicaciones.

Se supone que la cita con empresarios en New York sí reunió a personalidades importantes del mundo de los negocios, pero el aparato propagandístico oficial no dio sus nombres ni mostró fotos de los asistentes para reconocerlos. Correa sólo mencionó al representante de la petrolera Ivanhoe, que explota el bloque 20 en la amazonia ecuatoriana, al que calificó de "nuestro mejor embajador".

Los académicos de fuste tampoco le dieron importancia a la visita

Noam Chomsky, profesor del MIT, es quizás el intelectual de izquierda de mayor prestigio en Estados Unidos, pero no es el único. Las academias norteamericanas, sobre todo en Massachusetts, están repletas de destacados profesores que simpatizan con las dictaduras populistas. Extrañamente, ni los de izquierda, ni los de centro, ni los de derecha, fueron a saludarlo.

El único científico social de gran prestigio que se acercó a escucharlo fue Carlos Eire, profesor de Yale y ganador del National Book Award, que abandonó el lugar antes de que el acto culmine, para narrar después sus desfavorables impresiones.

Correa sí se reunió con los presidentes de Harvard, Drew Gilpin Faust, y de Yale, Peter Salovey. Pero ambos tenían motivos pragmáticos para recibirlo. El gobierno ecuatoriano financia los estudios de varios estudiantes ecuatorianos en ambas universidades y Correa llevó la propuesta de incrementar sustancialmente el número de becarios a cambio de un descuento. Desde la lógica capitalista, lo que hicieron ambos académicos fue recibir a un buen cliente.

Se anunció que el primer mandatario ecuatoriano se reuniría también -para explorar un acuerdo similar- con el presidente del MIT, el venezolano Rafael Reif, pero a última hora el catedrático "se enfermó". Es muy probable que Reif se haya sentido abrumado por las cartas y correos electrónicos de protesta que le llegaron. Correa debió reunirse con Martin Schmidt, el hombre que maneja el presupuesto y las finanzas de la institución.

Correa no habló ni en Yale ni en Harvard por iniciativa espontánea de sus autoridades. Fue la embajadora Nathalie Cely, con la carta de las becas sobre la mesa, la que solicitó que lo inviten. Hubiese sido una descortesía contestarle que no.  

Cely coordinó la conferencia en Yale con Scott Strobel, profesor de biología, que tiene un especial interés en mantener buenas relaciones con las autoridades ecuatorianas porque todos los años viaja a la región amazónica a recoger muestras de plantas y animales. Correa contó que Stroebel está estudiando un hongo ecuatoriano que podría degradar el plástico, pero aclaró que no le interesa si el país recibe dinero por un descubrimiento así. Lo único que pedirá, dijo, es "cooperación académica", pero no explicó cómo piensa asegurarla una vez que Strobel haya terminado de llevarse todo el material genético que necesita.

El público, en ambas universidades, estuvo compuesto por burócratas ecuatorianos que acompañaban al primer mandatario, empleados administrativos de las universidades que coordinaron su visita, muy pocos profesores y varios alumnos latinoamericanos curiosos.

Un estudiante venezolano, Juan Andrés Mejía, le restregó a Correa durante su conferencia en Harvard su desprecio por la democracia, mientras afuera, varios profesores y estudiantes expresaban su repudio a las dictaduras de Venezuela y Ecuador. Algunos funcionarios ecuatorianos intentaron alejar a los manifestantes, pero un policía afroamericano intervino para explicarles que en Estados Unidos la gente tiene derecho a expresar sus opiniones.

Sólo hubo un economista importante que tomó en serio a Correa durante su gira, Jeffrey Sachs, el ex asesor de Jamil Mahuad. Ambos se reunieron en New York la mañana del sábado. "¿Hay alguna forma de reactivar la propuesta [del Yasuní]... Si pudiéramos ayudar a recaudar el dinero necesario, ¿se podría evitar la perforación?", le preguntó Sachs. "Absolutamente", le contestó Correa, según The New Yorker.

La prensa norteamericana ignoró la presencia del dictador

Ningún periódico de gran circulación (excluyendo algunos de Florida, que lo hicieron para repudiarlo) mencionó que Rafael Correa se encontraba de visita en Estados Unidos. The Boston Globe le hizo una larga entrevista que luego decidió no publicar. En su lugar, el diario imprimió un artículo con su firma, imitando la iniciativa de The New York Times, que semanas antes había publicado sendos artículos de los dictadores Nicolás Maduro y Vladimir Putin. The Boston Globe pertenece al mismo grupo empresarial de The New York Times.  

La influyente revista The New Yorker le pidió una entrevista y lo acompañó en varias de sus actividades, pero el artículo, en el estilo a veces frívolo de la publicación, salió a la luz el 18 de abril, cuando Correa ya estaba de regreso.  

El único periodista de televisión reconocido que aceptó entrevistar al presidente fue Charlie Ross, para un programa de la televisión pública. Ross financia su programa con aportes que recibe de donantes, cuyos nombres mantiene en secreto. El periodista ofrece sus servicios como maestro de ceremonias en reuniones corporativas, de manera especial cuando se trata de la Coca Cola, cuyo presidente mundial visitó recientemente a Correa en Quito.

A la rueda de prensa en el Hotel The Pierre, en New York, sólo acudieron medios ecuatorianos e hispanos. El único medio norteamericano presente fue la Voz de America (VOA), del gobierno de Estados Unidos.

La sabatina en New York, con una masa anónima  

Por fin, el sábado, último día de la gira, el presidente tuvo el recibimiento que esperaba. Varios centenares de asistentes lo aplaudieron, gritaron su nombre y reclamaron su reelección. Eran todos ecuatorianos, organizados y movilizados por los consulados del área de New York, que desde el día anterior pusieron a disposición varios buses y pagaron hasta 80 dólares por cabeza, más el ofrecimiento de agilitar cualquier trámite pendiente.

Ni siquiera entonces el presidente pudo mostrar a algún dirigente influyente o alguna personalidad reconocida que lo respalde. Los ecuatorianos de New York, de acuerdo a la versión oficial, serían sólo una masa de personas anónimas, ninguna de las cuales merecería ser destacada por sus triunfos o sus logros. Correa no promocionó ni siquiera a los artistas que animaron su presencia; pero claro, tampoco estuvieron allí por simpatías políticas sino por sus honorarios profesionales.



Siete razones para oponerse a la reelección presidencial

Carlos Alberto Montaner
28 DE ABRIL DE 2014

 Rafael Correa casi seguramente intente reelegirse como presidente de Ecuador. Sostiene la supersticiosa fantasía de que es imprescindible. Es uno de los síntomas del narcisismo. Mientras más tiempo pase en Carondelet más sufrirá su imagen. Es inevitable. Esa es una mala idea.

Pero peor fue la de Daniel Ortega en Nicaragua, quien manipuló la Constitución y el parlamento hasta hacer posible la reelección perpetua. Seguramente imitaba al venezolano Hugo Chávez, quien en 1998 juraba que sólo ocuparía el poder durante un periodo, pero cambió las reglas y se casó con Miraflores hasta que la muerte lo alejó de la poltrona, 14 años más tarde.

La reelección trae más inconvenientes que ventajas, aunque la ejerzan buenos gobernantes como el brasilero Fernando Henrique Cardoso o el costarricense Oscar Arias, dos políticos democráticos que también modificaron las normas. El primero para mantenerse en el poder y el segundo para regresar a la casa de gobierno.

La reelección ni siquiera es aconsejable en periodos alternos, como hoy sucede con Michelle Bachelet y ocurrió en el pasado con Alan García, pese a su segunda magnífica presidencia. Tampoco es útil en Estados Unidos, con sus dos gobiernos consecutivos. No tiene mucho sentido mandar pensando y actuando en función de las próximas elecciones.

Hay varias razones para desaconsejar esa práctica en los sistemas presidencialistas. Se me ocurren, al menos, siete importantes:

* Obstruye el reemplazo generacional, la competencia entre líderes y la circulación de las élites.

* Refuerza el caudillismo en detrimento de las instituciones.

* Cuando se prolonga el mandato, el caudillo se va rodeando de cortesanos que lo halagan y confunden en busca de privilegios.

* Fomenta un tipo de nociva relación mercantilista entre el poder económico y el político. Se retroalimentan mutuamente. Facilita la corrupción.

* Los errores tienden a reiterarse por el conocido Einstellung Effect. No solemos hacer las cosas porque estén bien o mal, sino porque primero las hicimos de determinada manera y el cerebro es una máquina que aprende y repite los comportamientos.

* Los viejos gobiernos se quedan sin ideas, se van fosilizando, se resisten a las reformas y segregan burocracias calcificadas, cada vez más incompetentes.

* La no reelección refuerza la noción de que lo conveniente es seguir planes de gobierno a largo plazo, pensando en el país y no en periodos cortos. Se llega al poder a medio camino y se entrega a medio camino porque es un viaje que no puede o debe llegar a ninguna parte. Es una obra continua en la que el presidente es sólo un factor transitorio limitado por la ley.

Si no hay reelección, ¿cuál es el periodo ideal? A mi juicio, la fórmula mexicana es la más indicada. Seis años y adiós muy buenas. Se podrá argumentar que el PRI, que gobernó 70 años con más pena que gloria, no es el mejor ejemplo, pues sustituyó al caudillo por el partido, reiterando casi todos los defectos señalados, pero probablemente hubiera sido peor uno que diez, como sucedió durante los 35 años que previamente mandó Porfirio Díaz. Por eso en 1910 Francisco Madero inició la Revolución enarbolando una sabia consigna: "Sufragio efectivo y no reelección".

En todo caso, hay un vínculo muy estrecho entre los valores que existen en la sociedad y el resultado de la obra de gobierno. Los políticos no surgen en el vacío. Son parte de la misma tribu de donde salen los ingenieros, los curas, los soldados o los vendedores de corbatas. No son peores. Si los países escandinavos son los mejor gobernados del planeta, no es por las cuestiones formales sino por las virtudes que prevalecen en esas sociedades.

Tal vez el complemento ideal para esos gobiernos presidencialistas de un solo periodo, es la recuperación de una institución jurídica excelente, proveniente de la tradición romana: el Juicio de Residencia. De manera automática, sin que mediara acusación formal, todo gobernante saliente debía someterse a una gran auditoría pública de la que podían derivarse consecuencias penales. Si había mandado bien, se le honraba. Si había violado la ley, se le castigaba.

Tras pasar por el Juicio de Residencia muy pocos querían volver al poder. Incluso los buenos. Estupendo.


Honoris Causa

Mauricio Maldonado
27 DE ABRIL DE 2014

Escribo esta columna con el único fin de reclamar un derecho que asiste a más de una persona; esto es, el derecho a recibir un doctorado honoris causa. Lo merece, por ejemplo, Pedro Delgado. La Universidad de Miami (ya que él vive en Miami desde que se fue a volver), podría otorgarle un honoris causa por sus logros en materia de elaboración de títulos y por su particular forma de torear y de recibir cornadas en haciendas incautadas.

Por otro lado, Jorge Glas podría recibir el mismo reconocimiento por su colaboración en la elaboración de una nueva y revolucionaria teoría del marco teórico. Entre otras muchas universidades, podría otorgarle este honor la Universidad de Aguascalientes, en su Campus del Rincón. Aunque, como dije, esta iniciativa podría nacer de diversas universidades, incluso la de la vida.

Asimismo, sería muy injusto no darle un honoris causa a Juan Paredes. Basta pensar en sus destacados logros en materia de celeridad procesal, además de sus contribuciones a la teoría de la lectura rápida y la digitación veloz. Para más abundar, dichos méritos se suman a sus aportes a las teorías del USB. Este reconocimiento podría venir de Yachay.

Del mismo modo, a Gastón Duzac se le podría otorgar tal reconocimiento ya que sus desarrollos en materia crediticia han significado un importante avance en la discusión de las ciencias financieras. Eso sí, cualquier universidad que decida otorgar este honor debería, en primer lugar, brindar las debidas garantías.

Este honor no podría negársele tampoco a Don Domingo Paredes. Esto se basaría en sus desarrollos en materia de diferenciación de formato A4 de otros formatos, por su revisión de la teoría de Montesquieu y por el éxito de su libro literario: "You only exhort on Saturday". No debe olvidarse, por supuesto, su aporte en materia de revisión de firmas en recintos militares.

Por último, este honor se lo merece, más que cualquiera, Carlos Ochoa. Me parece que sus méritos en materia de control caricatural y de contenidos sexys no son parangonables con ninguna experiencia a nivel mundial. Al fin en Ecuador se realizan estas propuestas de vanguardia. Este reconocimiento, su honoris causa, podría otorgársele un Lunes o un Domingo, pero la verdad es que los Lunes son sexys y los Domingos son medio amarguetes. No digo que molestan hasta por el formato del papel. ¿O cómo era? En fin, yo propondría lunes: ¡shuc!

De cualquier modo, hay tanto honor en la revolución que cuarenta millones de honoris causa o de dólares no alcanzarían. Cualquiera que vulnere este honor debe pagar, tenga o no inmunidad. Por eso es que si bien la revolución merece reconocimientos, hay otros que no. Por ejemplo, no se puede realizar ningún reconocimiento a los de Luluncoto, tener posters del Che o cantar Quilapayún es peligroso (eso Gaby lo sabe, por eso manda a la gente a comer lo que le manda).

Igualmente, ningún reconocimiento que no sea ser desacreditados merecen los Yasunidos.

—¡Claro! ¿Quiénes son los Yasunidos? ¿Acaso han ganado elecciones?

—Bueno, quizá podrían.

—Pero en el formato adecuado, ¿o no has leído que la firma es diferente si no va en A4?

—¡Ah!

No, señores. No hay honoris causa posible para el ecologismo infantil. Tampoco hay honoris causa para Avecilla Libre o para su hija. No hay honoris causa porque simplemente no se puede. Los insultados, los que viven con miedo. No hay honor en eso, por supuesto. ¡Qué nos digan bien en dónde hay honor! Porque yo me estoy confundiendo. Que nos digan porque algunos limitaditos creemos que las carreteras son lindas, pero la libertad aún más. Será, quizás, porque somos así: limitados, infantiles, cómplices de la derecha internacional, de Magneto y de Tong-Po. Todo lo malo, todo lo no revolucionario.

Novelerías en asuntos militares

Coronel (r) Alberto Molina Flores


En el mes de junio de 2011, Javier Ponce, en ese entonces Ministro de Defensa, en su visita a España en una reunión con su par española señaló: "Ecuador está 'muy interesado' en crear en el seno de su Ejército un contingente similar a la Unidad Militar de Emergencia de España (UME) de cara a futuras 'catástrofes naturales' y 'seguridad ciudadana". Estas declaraciones fueron extrañas, toda vez que en nuestro país, antes de la revolución,  existió la Defensa Civil -otra institución borrada del mapa- como una organización  a nivel nacional; con autoridades civiles y militares y que tenía como misión "…ejecutar acciones permanentes de protección a la población y sus bienes: antes durante y después de un desastre originado por fenómenos de la naturaleza o por efectos derivados de la intervención del hombre"; de acuerdo a la Ley de Seguridad Nacional derogada y cambiada por otra que es simplemente una mala copia de ésta.


Esa unidad militar que pensó crear Ponce con asesoramiento español, dijo que se ocupará de la "seguridad ciudadana"; en su momento, las preguntas no se hicieron esperar, fueron: ¿Para qué existe la Policía? ¿O hay la idea de convertir a los militares en policías?

De acuerdo a la información, se dijo que discutieron sobre  "la creación por parte de Ecuador de 'un batallón de emergencia' similar al español que actuó en el terremoto de Lorca y en Haití".


Además, se informó que "Ponce ha subrayado que el ministro de Defensa español proveerá a Ecuador de 'procesos de capacitación' mediante 'seminarios y cursos' sobre Derecho Internacional Humanitario, entre otros temas".


Sin dudad que Ponce no se había enterado que en nuestro país ya existían instructores de las tres ramas de las FF.AA. que habían realizado cursos en San Remo, Italia; en el Instituto Internacional de Derecho Humanitario; estos conocimientos se pusieron en práctica en la "Guerra del Cenepa"  y que Ecuador fue felicitado por la Cruz Roja Internacional por cumplir en forma estricta los Convenios de Ginebra, en cuanto al trato humanitario a los prisioneros de guerra.


La "idea" de Ponce, quedó sólo en declaraciones de compromiso, no se creó ninguna unidad militar de emergencia.

A casi tres años de la visita de Ponce a España, ahora el turno fue de la actual Ministra de Defensa, María Fernanda Espinosa; en su visita a España ha hecho las mismas declaraciones que hizo Ponce: "que su gobierno estudia la posibilidad de crear una unidad de emergencias que, de forma similar a la Unidad Militar de Emergencias (UME) española, coordine todos los servicios frente a catástrofes". Sin duda que es otra declaración de compromiso.


Aquí cabe una interrogante: ¿Los ministros de defensa que salen a reunirse con sus pares de otros países, llevan propuestas que son fruto del asesoramiento del mando militar o simplemente se les ocurre en el momento de la reunión?


Te estás pudriendo vivo

Por: Diego Ordóñez
06/Febrero/2014

El realismo mágico es una forma retórica que dibuja una realidad con hipérboles y recursos de la imaginación de la historia esencial del poder oligárquico y el sentido caudillista y mesiánico. Algo así como la realidad en distorsión jocosa del caricaturista. 

Los Buendía, extrapolando, concentraban el poder en Macondo; y el coronel Aureliano es la imagen, en pequeño, de los autoungidos redentores. García Márquez en "Cien años de soledad" escribe, sin intento premonitorio sino con espíritu descriptivo y con prosa magistral, como es en realidad el arquetipo del revolucionario latinoamericano. Descripción que cabe, con matices, a cualquier personaje de los que en el presente, desafiando la modernidad, maquillan su autoritarismo con el romántico adjetivo de "revolucionario".

"Al principio, embriagado por la gloria del regreso, por las victorias inverosímiles, se había asomado al abismo de la grandeza…..Fue entonces cuando decidió que ningún ser humano, ni siquiera Úrsula, se le aproximara a menos de tres metros. En el centro del círculo de tiza que sus edecanes trazaban dondequiera que él llegara, y en cual sólo él podía entrar, decidía con órdenes breves e inapelables el destino del mundo." (ob.cit) Esto, lo relata el autor, en las épocas en las que el coronel Aureliano Buendía descubre que su lucha se había reducido a una en la búsqueda simple del poder. 

Parece ser que hay un karma cultural en ciertas sociedades latinoamericanas, algunas de ellas agobiadas por la abundancia de la extracción y la pobreza de producción, que surgen personajes que se asumen expresión viviente de la verdad irrefutable.

Así, los sábados un ejército de subordinados raya el escenario desde el que se decide la suerte de los encontrados en la mala fe y la mediocridad de la discrepancia. El lunes, los heraldos -de oficio- arrancan en la ejecución de los actos que agraden el humor del sentenciador.

Este proceso de mal llamada revolución realmente pudo haber puesto a su protagonista en la cima de la grandeza. Tan solo si hubieren sido afectados de frente las causas reales de la política regresiva e inmoral. Mas, aparte de los logros debidos al flujo que hay que agradecer a la suerte más que a algún esfuerzo o mérito, el enfrentamiento, la polarización, el incesante insulto afectado por emoción recargada de odios ha convertido a enemigos a otros, y no a la corrupción y el corporativismo. 

La pedagogía del poder ha conducido a resquebrajamientos en la construcción de un espacio de convivencia en diversidad de ideas y propósitos, y ese será el perjuicio más complejo de resolver, incluso mayor comparado con el que se producirá por la inevitable crisis cuando falte dinero para atender el gasto populista al que se han acostumbrado ricos y pobres.

Así como al coronel Buendía, cabe la recomendación que le decía su amigo, el coronel Márquez. "Cuídate el corazón Aureliano, te estás pudriendo vivo". Esto luego que por orden del coronel Buendía, su guardia personal saqueó y redujo a cenizas la casa de la viuda del regidor Moncada. Así encontró sosiego y resarció su deseo de venganza. 

Todo lo dicho no con la inmadura intención de llamar la atención, tal como cree el personaje sentado en el círculo de tiza. Si no con la urgencia de requerir que el desangre verbal concluya y la deshonra que agrede la dignidad se exculpe por la verdad y el respeto.

El imperio de la censura

Por: Thalía Flores y Flores 
06/Febrero/2014

Para aquellos que dudaban de que el objetivo final de la Ley de Comunicación era tomar el control del contenido de los medios de comunicación, la sentencia contra el caricaturista Xavier Bonilla "Bonil" y diario El Universo es la evidencia que les faltaba.

En el Ecuador del siglo XXI, las caricaturas tienen que ser explicadas a la autoridad. En lugar de dibujar para provocar reflexiones y sonrisas, los caricaturistas tendrán antes que revisar las leyes y los manuales que el poder ha impuesto, para asegurarse de no estar incursos en falta alguna. 

La auto censura en plena vigencia.

"Bonil" ha tenido que rectificar su caricatura. Y El Universo pagar el 2% de la facturación promediada de los últimos tres meses. 

El precedente es funesto. El mal está hecho.

A "Bonil" se lo ha acusado, entre otras cosas, de no haber "verificado la información de su caricatura". Y al periódico le han multado por no haber censurado la caricatura, expresión libre de quien en su oficio interpreta los hechos diarios del país y el mundo. 

El demonio está en el detalle. Lo que busca el poder es que los medios controlen lo que opinan los articulistas y los caricaturistas, con lo cual se habrá instituido en el país la censura previa. 

¿Se imaginan a los directivos de los diarios leyendo las páginas de opinión para decidir qué se publica y qué no? Las redacciones se habrán transformado en salas de censura. Mientras a los lectores se les habrá condenado a recibir solo la opinión que a criterio de los directivos no ponga en riesgo al medio y al articulista, con lo cual habrán violentado el artículo 18 de la Constitución, que prohíbe la censura previa; así como el artículo 6 que habla del derecho a opinar, garantizado también en instrumentos internacionales. En tanto, al pueblo se le habrá negado el derecho a estar bien informado.

Cuando el aparato de propaganda del oficialismo repetía, día y noche, en intensas campañas, que el propósito de la Ley de Comunicación era pasar la información a manos de la gente, muchos dijimos que no. Que el objetivo supremo del poder era controlar la información para así pretender implantar el pensamiento único. 

Qué pena no habernos equivocado.

El engaño comenzó cuando para someter al control de una Superintendencia se calificó a la comunicación como un bien público, cuando se trata de un derecho ciudadano.

La Ley de Comunicación, contiene "disposiciones poco precisas" y "regula a los medios audiovisuales y escritos de un modo que cercena la libertad de prensa", dice el informe anual de Human Rights Watch (HRW) presentado recién en Brasil.

Hoy ha quedado claro que la verdadera intención de la Ley era hacerse con el control del contenido de los medios de comunicación; incluso, metiendo miedo con sentencias.

Con el caso "Bonil" se les ha caído las máscaras y el poder ha quedado al descubierto.

Para el Ecuador es el fin del derecho supremo de opinar y el fin del pensamiento libre. Para el totalitarismo, la gloria. ¡El imperio de la censura!

 

Hacia el poder total

Eduardo Peña Triviño
21 de Enero, 2014

Este título puede interpretarse como una invitación a luchar por ganarlo. Debemos comprender que ese es el propósito de la agobiante propaganda del partido gobernante: Está en la naturaleza humana el afán de dominio. Todo gobernante aspira a ejercer el poder sin trabas que limiten su labor. Recordamos que hasta los más sanguinarios tiranos mostraron un anhelo de servir al pueblo y darle bienestar o felicidad. Los más convencidos demócratas han sentido la angustia de no poder realizar todos sus planes, por la acción de la oposición política o de factores que no pueden controlar como los fenómenos de la naturaleza. También porque al término de su mandato queda mucho por hacer. Desde la perspectiva del poder, lo mejor es captarlo en forma total y ejercerlo sine die. Los latinoamericanos tenemos ahora la mejor muestra en Cuba y en el pasado la vimos en los tiranos Trujillo, Somoza y Stroessner.

Desde el punto de vista de los gobernados, que sienten en sus vidas los aciertos y errores de los mandatarios, las cosas tienen otro cariz. Se deben sentir amparados por las leyes dictadas para garantizar sus libertades, limitando el poder del Estado y poniendo plazos para el ejercicio del poder. El más grave problema se plantea cuando la autoridad se concentra en una sola voluntad, porque el ciudadano queda expuesto a lo que esa persona quiera y sabemos que hay que ser Dios para que el poder no la corrompa.

El partido gobernante quiere también las alcaldías y el poder municipal, especialmente en Guayaquil y Machala. Vemos una estrategia doble: por un lado, se afana en desprestigiar el trabajo de los alcaldes con acusaciones de ineptitud o de que no atienden con servicios básicos a ciertos sectores populares. De otro lado, presenta a sus candidatos como sensibles y capaces, que van a recibir del gobierno central un enorme apoyo en su gestión. Puede ser cierto, pero en el argumento hay una falacia de principio: todo programa de gobierno nacional o municipal requiere financiación. ¿Quién la otorga, de quién es el dinero? No es posible que la plata sea del propio candidato o de su partido, porque no la tienen. ¿De quién es, entonces? -Es dinero de los impuestos que paga el pueblo, de las rentas petroleras. Debe ser entregado a los municipios en las proporciones que establece la ley, cualquiera que sea el alcalde que nosotros elijamos. No es un regalo, es un derecho.

Ganar elecciones no hace a nadie más capaz u honrado. Vemos a diario algunas autoridades que por haber obtenido caudalosas votaciones no son más inteligentes ni mejor educadas. El poder pone de relieve las falencias y la falta de preparación de quienes ahora ostentan cargos obsequiados por el gran elector. Entre las alternativas que se ofrecen, prefiero a quien ha demostrado ser un buen administrador. Quiera Dios que el gobernante que busca el poder total no nos lleve a un gobierno totalitario.

Mi solidaridad con Bonil, para quien exijo respeto, por ser libérrimo frente al poder.

Correa y la política como placer de oírse

Por: José Hernández

02/Febrero/2014


La bronca que cazó el Gobierno con los médicos sirvió para demostrar que no necesita a un montón de gente: Ministerio de la política, asesores, cúpula del movimiento, asambleístas… El Presidente copa todos los puestos juntos. En realidad, Rafael Correa no aprende. Dirá que sí. La política es, para él, el arte de oírse, la convicción de que tiene que imponer y, claro, la supuesta astucia para endosar las (pésimas) consecuencias de lo que genera a otros.

Se supo, desde que apareció el problema con los médicos, por culpa del artículo 146, que el Gobierno iba a propiciar un serio desgaste social. El menú que sirve no cambia: negar el problema. Hacer creer que el grupo que reacciona no entiende. Atacar a los dirigentes. Mostrar a esas personas como innecesarios (se pueden reemplazar). Usar un manojo de sutiles o abiertas amenazas (cualquier ley). Tratar de aislar a los rebeldes del resto de la opinión (defienden intereses gremiales o particulares...). Incluirlos en la lista de  esa pobre gente que es manipulable. Convertirlos en fuerzas desestabilizadoras o enemigos del Gobierno… Declarar la victoria, hasta siempre.

El arte de la política que, en el fondo, es un ejercicio respetuoso de convencer -oyendo y hablando-, no le interesa. Y cuando el correísmo entiende que, por más votos que tenga o más cadenas irrespetuosas que produzca, no llegará a implantar sus razones, busca chivos expiatorios. Esta vez, en un acto de extraordinaria originalidad, volvió a señalar a ciertos medios -este en particular- por haber puesto una "o" donde debía ir una "e". Un error sin duda, lamentable y así se reconoció, pero insignificante a la luz del problema anunciado desde hace por lo menos tres meses y medio. Entonces surgieron las  amenazas de renuncia  si no se cambiaba el contenido del artículo 146...

En cualquier democracia, los desencuentros con la opinión son  momentos vitales para  los políticos. Por eso los presidentes tienen  círculos de conf642@gmail.comianza, ministros de la política, asesores, gente del partido, asambleístas… Aquí el Gobierno se contentó con dorar la píldora (los médicos dicen que  no respetó el compromiso al que llegaron) y puso a trabajar el aparato de propaganda que sirvió  el menú de siempre. 


Correa habla mucho de los seres humanos pero, al parecer, no los conoce tanto como debiera. ¿Acaso es difícil entender que esos médicos están legítimamente inquietos con la sola idea de ir a la cárcel por un artículo que, a sus ojos, no es preciso y está, como gran parte del Código, sujeto a la interpretación de un juez? ¿No se  entiende que un médico no concibe en  su plan de vida, granjearse demandas por las ambigüedades de un Código Penal que, apenas nace, suscita planes para reformarlo  entre aquellos que votaron por él?

Nadie criticó al Presidente por tomar en cuenta los intereses de los ciudadanos también expuestos a eventuales malas prácticas médicas. Pero en el Gobierno, ¿quién podía dudar de que debían llegar a un acuerdo con los médicos? En vez de aquello, el propio presidente crispó el ambiente, buscó salidas de emergencia inviables (llenar el país de médicos de afuera), incluso evocó la posibilidad de mandar enfermos en avión al exterior… Es decir, en vez de hacer política pública, él y su Gobierno prefirieron ignorar legítimas inquietudes. Y buscaron chivos expiatorios con argumentos tan originales como deleznables.

El Presidente debe sentirse feliz de encontrar tanto apoyo a su alrededor y tantas personas (en el Gobierno y en la Asamblea) que repiten, como si se sintieran forzadas, sus palabras, explicaciones e incluso exabruptos. 

¿A eso se le llama lealtad partidista? ¿Es eso lo que necesita un Presidente? En los hechos  ningún comedido rinde servicio a nadie limitándose a imitar a su jefe. Y Correa termina, tras ese enorme desgaste generado por su Gobierno, en el punto indicado por el sentido común: buscando una salida política a la legítima aspiración de un grupo preocupado.

La bronca deja entonces  dos lecciones: sobra gente a su alrededor y la política sigue siendo, para él, el placer  de oírse. 


Libertad caricaturesca

Mauricio Gándara Gallegos
4 de Febrero, 2014

El Poder, con su última sanción al caricaturista Bonil y al Diario EL UNIVERSO, realiza un acto más en su intento de reducir a caricatura la imagen de la libertad, sublimizada en tantos monumentos en el Ecuador y en el mundo; pero, a juzgar por la reacción interna e internacional a favor de Bonil, ha evidenciado, nuevamente, lo opuesto, que en el Ecuador se persigue al pensamiento libre. Los procesos de persecución al que dice o hace evidente su crítica, esos sí son caricaturescos: sentencias dictadas en pocas horas por jueces ad hoc, multimillonarias indemnizaciones a favor del Poder, y la última, en que nuestro flamante Catón el Censor emplea en su declaración las palabras en el sentido exactamente opuesto al reconocido por los siglos: Dice que el caricaturista debía señalar de manera "tácita" la fuente de la que tomó la frase que hace constar en su caricatura; tácito, que viene del latín tacere, quiere decir callado, secreto; suponemos que quiso decir de manera "expresa". ¡Esta es la preparación intelectual de los funcionarios designados para juzgar al periodismo, al pensamiento, de los hombres libres del Ecuador!

Entre las páginas más negras de la época colonial está el castigo a los indios: bajados el calzón, se los azotaba y, terminado el suplicio, la pobre víctima tenía que, de rodillas, ir a besar la mano del verdugo. Eso es lo que se establece en nuestra Patria cuando los llamados jueces condenan a presentar disculpas o rectificaciones. No les basta la sanción de multa o cárcel, lo que quieren es humillar.

Si el Poder quiere respeto, debe respetar a sus ciudadanos; cuando un ciudadano es insultado por el Poder, todos somos insultados. ¡Llamarle cobarde al caricaturista que no está protegido por nadie y que solo cuenta con el arma de su lápiz! El caricaturista ha demostrado un gran valor en su carrera profesional y durante este juzgamiento, en el que, además, no ha perdido su fino humor, que es heredado de uno de los periodistas más representativos de la sal quiteña, Gonzalo Bonilla Cortez, miembro central, junto con Carlos de la Torre Reyes y otros destacados intelectuales, del un tiempo célebre grupo de Los Picapiedra, en el desaparecido diario El Tiempo, nacido durante la dictadura militar de 1963-66. A pesar de sus mordaces burlas y críticas al Poder, nunca fueron enjuiciados, menos condenados.

La inicua condena al Diario EL UNIVERSO por haber permitido la publicación de la caricatura de Bonil es un devastador ataque a la libertad de expresión; significa que los autores de artículos de opinión y los caricaturistas tienen que presentarse como escolares ante el director para que les corrija con lápiz rojo y les otorgue su visto bueno. ¡Así no hay libertad de pensamiento! ¡Es el Reino del Terror!

Este desafío del Poder al periodista para competir en elecciones me ha recordado lo que dijera la reina María Antonieta a uno de los ministros impuestos por la Revolución: "Sois omnipotente en este momento, pero lo sois por el favor del pueblo que bien pronto despedaza a sus ídolos".


De policía del pensamiento a pesquisa y verdugo del buen humor

Emilio Romero Parducci
Domingo, 9 de Febrero, 2014

En mi análisis que se publicó en EL UNIVERSO del 7 de julio del 2013 sobre la LOCA se concluyó lo siguiente: «Por eso es que –por decir lo mínimo– son totalmente inconstitucionales en su fondo todas las novedades de la nueva Ley Orgánica de Comunicación que de cualquier manera restringieren la libertad de expresión de la que ya gozaban los medios de comunicación social antes de que dicha ley fuera parida y festejada; empezando por la más que arrogante viveza criolla de la Superintendencia de la Información y Comunicación, que se lleva el premio mayor, y terminando con la trampa del famoso "linchamiento mediático" (…). Y mientras esa ley esté vigente, lo que tendremos en el Ecuador, en vez de una Ley de Comunicación, sería un "policía del pensamiento", como diría el genial Bill Watterson, en boca de Calvin».

Pocos meses después, por una caricatura de Bonil publicada en EL UNIVERSO, el flamante superintendente de la Información, gracias al art. 56 de la LOCA, que inconstitucionalmente le permite "investigar" y "sancionar" (lo que necesariamente implica "juzgar") asuntos relacionados con la comunicación, requirió a EL UNIVERSO que le remitiera una copia y el texto de la mencionada caricatura, junto con la información sobre la identidad de Bonil; caricatura, texto e identidad que el superintendente conocía de memoria, por lo que nada tenía que "investigar" al respecto, pero que debía requerir para desempeñar con clase su inconstitucional papel en la investigación que iba a realizar, y para así poder calcar en su requerimiento, mutatis mutandi, los contenidos de los arts. 384, 385 y 386 del vigente Código de Procedimiento Penal, dedicados exclusivamente al procedimiento especial que debe seguir la Fiscalía "para los delitos cometidos mediante los medios de comunicación social"; lo cual –por no ser casualidad– evidencia muchas cosas.

Antes de proseguir, conviene analizar el "texto" de la caricatura (diminuto, como debe ser), que es lo que ha originado la urticaria y la pesquisa, y que dice: "Policía y Fiscalía allanan domicilio de Fernando Villavicencio y se llevan documentación de denuncias de corrupción". Así se podrá apreciar, en primer lugar, que la parte inicial de ese texto no puede ser cuestionada, porque fue un hecho público y notorio; en segundo lugar, que, de acuerdo a ese texto, el objeto del allanamiento fueron unas simples "denuncias", que no eran verdades inapelables ni "pruebas" de corrupción; y, en tercer lugar, que la "corrupción" aludida en el texto en cuestión nunca tuvo dueño, es decir, no tenía por qué ser o estar vinculada con una persona o un funcionario determinado, por lo que dicha alusión no le dio derecho a nadie para "chantarse ese guante" ni, por tanto, para darse por aludido. ¿Quién puede, con esas realidades, sentirse con derecho para acusar o condenar de algo específicamente malicioso a la caricatura investigada?

No obstante, una vez iniciado el procesamiento de la caricatura, resultó que, según un informe presentado por los genios de la investigación iniciada contra Bonil, su caricatura, por una parte, dizque "deslegitima la acción de la autoridad", olvidando que los caricaturistas no están para aplaudir al poder sino para burlarse de él, y, por otra parte, dizque "apoya la agitación social", lo que, además de ser una memez que haría morir de risa a Mafalda, parecería poner en evidencia el sesgo tomado por la investigación hacia la cancha que ya todos conocemos. Por eso, la LOCA, sin dejar de ser la policía del pensamiento, pasó a ser, también, pesquisa del buen humor.

Para apreciar mejor lo antedicho, acudo a la Enciclopedia de la Política, de Rodrigo Borja, que, aunque usted no lo crea, tiene toda una entrada bajo el título de "Caricatura política", a la que su autor, que parece no tener límites en su labor de investigación, le ha dedicado un extenso texto, en el que se destacan los siguientes pasajes, realmente luminosos, que me permito transcribir a continuación y que hablan por sí solos:

«Escribió el profesor español Ignacio Sánchez Cámara en el diario ABC de Madrid que el humor "es hijo del ingenio, atributo de la inteligencia, padre de la ironía y enemigo mortal de la chabacanería y de la maldad". Y agregó: "Hacer reír, en estos tiempos serios, es decir, poco inteligentes, es una de las obras de misericordia".- El ecuatoriano Gerardo Ruiz, en su obra Política en caricaturas (2005), afirmó que los caricaturistas realizan cada día la "obra de misericordia" de enseñarnos –con pocos rasgos y sátira fina– "el lado flaco de la noticia o el lado gordo del personaje político".- El humor político se expresa principalmente en los medios de comunicación de masas a través de caricaturas, viñetas, tiras cómicas, dibujos animados, cómics, en los que brota la sátira respecto de los hechos políticos y sus actores.- (…) Son instrumentos del humorismo político y sirven para difundir mensajes políticos a través del buen humor. Se han convertido en una manera de enjuiciar o comentar los hechos y situaciones políticos en forma ligera y burlona, a través de la comunicación escrita o audiovisual. Pero no por ligeros y burlones esos mensajes son menos efectivos a la hora de criticar a los gobiernos y a los políticos. Una caricatura puede ser más elocuente que torrentes de palabras. Y sus efectos pueden ser demoledores.- (…) La caricatura política es una forma irreverente de mofarse de los personajes poderosos e intocables. Pero, aunque ella generalmente no tiene piedad ni da tregua ni cuartel al enemigo, no siempre entraña agresividad ni es necesariamente negativa».

Además de las enormes verdades centenarias contenidas en los pasajes citados de esa monumental obra de Rodrigo Borja, que parecen escritos para todas las caricaturas de Bonil, lo extraordinario del caso es que todo eso lo escribió un hombre que fue presidente del Ecuador y que, como todos ellos, frecuentemente fue blanco de muchas caricaturas muy poco amables; no obstante lo cual, años después, cuando tuvo la oportunidad de tomar alguna revancha contra ellas, cualquiera que fuere, no solo que expresamente incluyó en su Enciclopedia la entrada referida, que ya fue bastante, sino que dejó pasar esa tentación, sin ni siquiera mencionar en esa obra aquella experiencia personal, con manifiesto derroche de señorío y de grandeza. ¡Vaya ejemplo!

Pero volvamos a la pequeñez del procesamiento de la caricatura en cuestión, para concluir que las tan injustas como indignas "sanciones" impuestas recientemente a Bonil (quien opinó libremente y caricaturizó esa opinión al amparo del numeral 6 del art. 66 de la Constitución) y a EL UNIVERSO (que para no violar el numeral 1 del art. 18 de la misma Constitución permitió la publicación de esa caricatura ajena, sin censurarla previamente), luego del ilegal "juzgamiento" realizado en franca violación al art. 178 de la Constitución y al numeral 3 del art. 76 de la misma, no dejan duda de que la LOCA, además de policía y pesquisa del pensamiento, pasó a ser también verdugo del buen humor; del que nace de la libertad de expresión, a la que el Estado ecuatoriano le debe "respeto irrestricto", según el art. 384 de esa misma Constitución.

¿Qué sigue?

'Excelentísimo' Rafael:

Marlon Puertas
15 de febrero de 2014

Tomo nota de sus dos epístolas sorpresivas dirigidas al pueblo de Quito, y eso que yo vivo en Guayaquil. No importa. Bonita letra. Lo felicito porque detecto trazos firmes, lo que demuestra posturas mesuradas.

Ah, la mesura, excelentísimo. Viene tan bien en los triunfos, pero se vuelve fundamental en las derrotas. Con ella se puede conservar la buena imagen que uno ha cultivado durante años y que se puede perder en segundos, con un acto descontrolado. El secreto, usted lo sabe, es mantener el control. No hablo de la justicia, del CNE, de la  Asamblea. Tampoco del control remoto de la tele. Hablo del control interno, de nuestra personalidad traicionera que, en instantes decisivos, suele jugarnos malas pasadas. Una derrota, ciertamente, puede ser motivo justificado para un colerín, sobre todo en quienes, como usted, no están acostumbrados a perder. Pero las derrotas sirven, son necesarias para mejorar nuestro trabajo. No digo que el suyo sea malo, por favor, no llame a la Senain. Simplemente le propongo que, a veces, aunque le suene increíble, es mejor tener de vecinos a personas que no sean incondicionales. Tranquilo, no todos los que no se ponen camisetas verdes, son golpistas.  Lo quieren bien a usted, que termine tranquilo su mandato el año 2017. No pasa nada.

Usted es un líder. Tiene muchos aciertos. Ha dejado rezagado, con estos siete años de revolución intensa, a viejos políticos que merecían estar enterrados en el olvido. Gracias por eso. Pero usted se equivoca, muchas veces. Se ha equivocado escogiendo candidatos, por ejemplo. Se equivoca persiguiendo caricaturistas, otro ejemplo. Se equivoca queriendo erigirse en el jefe de todo el Estado.  Su consuelo es que el pueblo, como usted, también se equivoca. Y es su derecho. Para mí, se equivoca votando por usted, pero a eso le llaman democracia. Hay que respetar eso. Pero en los últimos días, su partido, usted mismo, quieren convencer, casi a la fuerza, a que voten por sus candidatos verdes. Pintan casi el apocalipsis si no ganan sus escogidos, como si fuesen la última gota de agua en el desierto. Así no, pues, se llama chantaje emocional. Hasta invoca a San Ignacio, un santito que no tiene vela en esta campaña.

Están haciendo trampa. Están usando todo el poder del Estado para que gane su candidato Barrera, que, mal que lo diga yo, es un mal candidato. No es como usted, impetuoso, carismático, eficiente, descalificador. Se ha quedado corto para una revolución larga como la suya y, así como él, hay un montón de candidatos que no convencen porque, entre otras razones, dependen mucho de usted hasta para levantar la voz.

Lo mejor que puede hacer, aunque ya es demasiado tarde, es no seguirse metiendo. En vez de ser una ayuda, su presencia resultó una evidencia de la debilidad de su gente, de esos militantes de Alianza País que hoy, como usted, están nerviosos ante la posibilidad de una derrota.

No es el fin del mundo. En la vida se gana y se pierde. Y hay que aprender a perder con dignidad.




¿Revolución Speedy Gonzales?

Betty Escobar
12 de febrero de 2014 

¿Recuerdan a Speedy Gonzales, aquel ratoncito de sombrero grande que corría velozmente y gritaba: "Arriba, arriba, ándale, ándale"? Pues, bueno, en estos últimos días la revolución ciudadana se me ha parecido mucho a él. ¿Se han dado cuenta de lo rápido que está "avanzando" este año?

El sábado 4 de enero, Xavier Bonilla, Bonil, por hacer una caricatura sobre el allanamiento a la vivienda de Fernando Villavicencio, fue llamado por "aquel" como: sicario de tinta, cobarde, enfermo de odio. El 6 de enero, Carlos Ochoa, presidente de la Supercom se apresura enviando carta a EL UNIVERSO pidiendo original de caricatura y explicación de la misma. El 21 de enero un informe de la entidad indica que la caricatura de Bonil "deslegitima la acción de la autoridad y apoya a la agitación social". El 28 de enero, Bonil asistió a una audiencia ante la Supercom, que más bien pareció llamado al paredón. Y el 31 de enero se conoció la resolución de la entidad: multó a EL UNIVERSO con el 2% de sus ingresos del último trimestre y dio tres días a Bonil para rectificar. Sí, pienso igual que usted: ¡atroz!

¿Seguimos? El 6 de enero, un diario oficialista publica una nota donde involucra a Martha Roldós, Juan Carlos Calderón y Christian Zurita en un plan para desestabilizar al Gobierno. No solo era grave la acusación sino que para "probarla" hackearon la cuenta de correos electrónicos de Roldós. El 11 de enero llegó la sabatina con los "respectivos" insultos. Luego, por si fuera poco, del 13 al 15 de enero un canal de TV (también oficialista) transmitió tres reportajes titulados: 'Los tentáculos de la CIA en Ecuador', donde por supuesto seguían acusando a Martha y a los demás periodistas. '¿Linchamiento mediático' en combo? ¡Cuánta mala fe!

Y mientras estas cosas sucedían… "alguien" seguía censurando cuanto video incómodo encontraba en internet. Ustedes saben, incómodo para "quien". La que parece hacer "esos trabajitos" es una empresa española de la que se sabe casi nada. Hasta yo fui víctima de esa censura. El 13 de enero fue removida de mi cuenta de YouTube una entrevista que CNN en español le hizo a Janet Hinostroza. En la explicación que me dieron decía que un canal público de Ecuador había reclamado por "derechos de autor" de algunas tomas en esa nota. ¿Pero un canal público no es eso? ¡Público! Me pregunto si han contactado ya directamente a canales como CNN en español para hacerles saber que hay –ciertas tomas– que no pueden usar. O a Univisión, que hizo un reportaje hace pocos días sobre los chats entre Pedro Delgado y el fiscal Chiriboga y también usó "ciertas" imágenes que pudieran ser censuradas. El último documento que desapareció de la web fue la carta abierta a Viviana Bonilla escrita por Ricardo Flores.

El 14 de enero se ratificó la condena de 18 meses de cárcel para Cléver Jiménez, Fernando Villavicencio y Figueroa por injurias.

No podemos olvidar el capítulo de los médicos que estuvieron enfrentados al Gobierno por el COIP, que por cierto fue ya aprobado en la Asamblea el 28 de enero y entrará en vigencia en seis meses. Reclamaban por el art. 146, que sanciona la mala práctica profesional con penas de entre 3 y 5 años de prisión si la muerte es por acciones "innecesarias, peligrosas e ilegítimas". El Gobierno dijo que no "aceptaba chantajes" de nadie y advirtió que había miles de profesionales extranjeros dispuestos a venir a trabajar a Ecuador. Los médicos marcharon en Quito el 27 de enero, y como vimos, no fueron solo cuatro pelagatos y anunciaban una marcha a nivel nacional, pero el 30 de enero se reunieron con el Gobierno y llegaron a un acuerdo que consiste en que la Corte Nacional de Justicia aclare el tercer inciso del artículo 146.

Y para finalizar (eso que no escribí sobre las últimas acciones del ente electoral verde, ese que dice ser transparente y construir democracia…), el 27 de enero Fundamedios anuncia que ahora pertenece a la Secom. ¿La entidad que les ha dedicado infinitas cadenas para atacarlos ahora los controla? ¿Se imaginan eso? ¿Fundamedios de la Secom? ¡Es un sacrilegio, es como que Caperucita Roja se case con el lobo feroz! ¡Peor que eso!

Discúlpenme tanto detalle con las fechas, pero necesitaba hacerles ver que todos estos hechos sucedieron solo en el pasado mes de enero. ¿No les parece demasiado? Tengo varias teorías. Una, que tal vez sea solo coincidencia… pero coincidencias en la revolución no creo que existan. Dos, que tal vez están desde el poder actuando "más activamente" y al mismo tiempo, para confundirnos, marearnos y que no podamos reaccionar ni denunciar. Tres, están en camino las elecciones municipales y… uy, no quiero ni escribir lo que estoy pensando, mejor paso al siguiente punto. Cuatro, que se viene algo grande, una verdadera bomba y nos están preparando, algo así como anestesiándonos con tanto "evento" por aquí y por allá que de repente cuando ni nos demos cuenta… ¡zas!

¿Qué creen ustedes? ¿Habrá que esperar a ver cómo se viene el resto del año? ¿Será todo solo imaginación mía o será tal vez que Speedy Gonzales fue ya contratado por la Revolución Ciudadana?



‘Perder la capital’

Por: Gonzalo  Ortiz  Crespo

16/Febrero/2014

"Por un error no podemos perder la capital", dijo el jueves el presidente Correa y en esa frase se concentra la cabal explicación de lo que sucede en este proceso electoral. 

En primer lugar, encierra la prepotencia. Correa se siente dueño de Quito y teme perder su propiedad. Pero Quito no es ni de Correa ni de AP: es propiedad de sus habitantes y, al ser capital, de todos los ecuatorianos.

En segundo lugar, refleja el desenfoque de Correa sobre estas elecciones, inexplicable en quien se ha mostrado tan hábil en la conquista (¡y retención!) del poder político. El mandatario reduce el descenso de Barrera al error de cobrar $170 de multa por los autos mal estacionados, cuando el problema es mucho más complejo. Incluye, por supuesto, el fastidio de quiteñas y quiteños con la persecución municipal, tanto por el monto –el año pasado eran $ 159– como por el afán de imponer multas a troche y moche (¿no sabe el presidente de las multas impuestas durante las misas de los domingos a los vehículos parqueados en las calles alrededor de las iglesias parroquiales?, ¿o en reuniones privadas como matrimonios y recepciones? ¡Y eso en calles donde no está prohibido parquear!). Es ese acoso lo que el ciudadano resiente: la combinación de las multas a los vehículos, con el afán de cobrar patentes, reavalúos catastrales, nuevas tasas en todo trámite municipal. Pero incluso eso es solo una pequeña parte de la impopularidad de Barrera. La gente no confía en él por su afán de adjudicarse obras previas (desde el aeropuerto a los parques metropolitanos, desde el turismo a los ingresos a los barrios) y de inaugurar obras que no existen (un aeropuerto sin vías, unas estaciones sin Metro, un Bicentenario sin parque). Pero lo que más le irrita es su actitud subalterna frente al Gobierno. Los habitantes de Quito, que vieron a su Municipio pasar de prestador de servicios a verdadero gobierno local, resienten su actual retroceso a mero apéndice del gobierno central. Y por supuesto, aborrecen que su alcalde sea un funcionario gubernamental más, un miembro de la comparsa que, en vez de hacer valer al DM, lo ha convertido en menos que una subsecretaría. Es el modelo lo que rechaza, no la multa de 170.

Por eso, cada vez que, en estos días de desesperación, Correa y los funcionarios del Gobierno han intentado ayudarle, solo lo han hundido más. Porque cada vez aparece más disminuido, débil, necesitado de padrinos. Como dije la semana pasada: la ayuda de Correa –por más paradójico que parezca, dada la indudable popularidad del presidente– es el beso de la muerte para Barrera, porque refuerza su debilidad su incapacidad de hacer algo por sí mismo. Por fin, la medida desesperada, demagógica, ilegal del alcalde-candidato Jorge Albán, de quitar los peajes y bajar las multas, solo causa risa, como se ha reflejado abundantemente en las redes sociales, nuevo escenario de la sal quiteña.  

Correa completa su ataque diciendo que el triunfo de Rodas implicaría entregar la capital a la extrema derecha "para ver si tumban al Gobierno, boicotean la revolución". Dramatismo, exageración, maniqueísmo. Empiece a acostumbrarse a que, con todo derecho, la gente puede tomar la opción de una mejor administración municipal. Y deje de chantajear a la ciudadanía de la capital.