Por Grace Jaramillo
El título no anuncia un anatema religioso, es apenas la síntesis de un desastre anunciado: el hundimiento de las negociaciones CAN- Unión Europea y de paso otra herida de muerte a la desvanecida Comunidad Andina. Tal parece que a nadie le preocupan la crisis mundial, la disminución de los mercados, la baja del precio del petróleo… Y como siempre, no ha sido un efecto del azar, sino de una serie de acciones y omisiones que casi rayan en el sinsentido.
Empecemos por Bolivia. Creo que el Ecuador debe entender, como ya lo han hecho Colombia y Perú, que Bolivia actúa siempre -no sólo ahora con Evo Morales- como perro del hortelano. Siempre juega a que necesita más ventajas, a que le esperen todos para negociar. Finalmente, no solo no negocia sino que se encarga de que nadie más pueda negociar y de que nadie más tenga otra política que no sea la suya. Bolivia ha ido mucho más allá de hacer un boicot sistemático a las negociaciones con Europa, ha sido profundamente indelicado con su supuesto amigo, Ecuador. Primero, sigue exigiendo que se destituya al Secretario General del CAN, que es ecuatoriano. Y segundo, sigue cobrando revancha porque el presidente Correa apoyó a Néstor Kirchner para la Unasur y no a un boliviano. Parece que nadie ve su juego estratégico de paralizar a la CAN, desmontarla y garantizar un reino sudamericano dividido entre los liderazgos brasileño y venezolano.
Sigamos con el Ecuador. Tiene la Presidencia Pro-Témpore de la Comunidad Andina, tiene la capacidad de inclinar la balanza hacia un lado o hacia el otro. Pero, lo más importante, tiene la necesidad de definir su política de acuerdo con sus intereses y con su visión democrática propia, pues si no tenemos mercados y si se nos avecina la crisis, lo menos que puede hacer es blindarse, al menos con el mercado europeo.
Sin embargo la inercia, o mejor dicho el quemeimportismo, se ha instalado en la Cancillería. Ni resuelven el tema del Secretario General, ya sea para cambiarlo o ratificarlo, ni tampoco son activos en negociar. Si estaba en vilo el acuerdo con la UE, lo menos que se podría esperar era que la Canciller o alguien haya activado la negociación urgente y personal con los países miembros, antes del martes 11, que haya convencido a Bolivia de ceder, a Colombia de caminar conjuntamente y a Perú, el mejor de sus amigos, a acompañarlo en el liderazgo en el proceso. Nada de eso pasó y la reunión se suspendió sin remedio.
Fin de las oportunidades para Ecuador. Victoria para Colombia y Perú en su tesis conjunta de negociar solos. Triunfo absoluto boliviano. ¿Nos sorprende? Pues no sorprende. Si hemos manejado la relación con Brasil a palos, si es más importante una cita en Puyo con un "gobierno amigo", que ni siquiera paga a los exportadores ecuatorianos, si la única opción con Colombia es seguir dando más declaraciones, no tiene ya sentido seguir insistiendo en política exterior.
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