miércoles, 25 de diciembre de 2019

Terrorismo de estado

Miguel Palacios F.

10 julio 2008

    Con el secuestro y la incautación de ciento cuarenta y siete empresas que el gobierno nacional ha perpetuado, entramos en una era dictatorial amparada bajo los lineamientos de las peores organizaciones terroristas del planeta.

    Se me podrá argüir que la incautación es para devolver el dinero a los clientes de Filanbanco. Esto es solo una patraña inventada por el gobierno ya que si eso fuera cierto, diario el Telégrafo debió ser vendido para devolverle el dinero a los clientes del Banco del Progreso, pero en su lugar el gobierno se lo quedó para si mismo, al igual que radio el Telégrafo y La prensa.

    También si esta mentira fuera cierta, ¿Quién va a comprar una empresa que no se puede vender porque está dentro de un juicio? Y algo peor…¿por que cerraron Industrial Molinera? ¿Por qué se cerró Radio Sucre? ¿Radio Cupido? ¿Por qué el día martes a las diez de la mañana en el momento que íbamos a hablar por radio Atalaya en el programa la hora del Pocho, nos quitaron la señal y la reabrieron a las 11 de la mañana?.

    Todo esto son mentiras, así como mentira fue la declaración de Correa el día sábado en el castigo semanal, cuando dijo que no iba a hacer nada contra TC, Canal Ocho, Tres y Siete.

    Lo que en el fondo existe es un miedo terrible a que gane el No en la consulta. Por eso a maniatando a los medios televisivos para lograr dos cosas: la primera que no se le de cabida a la opocisión en las entrevistas o los programas de opinión y la segundo es usar los canales para promover el Si.

    Esto es un crimen contra la libre expresión y constituye una muestra de terrorismo estatal.

    Ya salió un vocero de gobierno a amenazar que si las panaderías suben el precio del pan se las va a cerrar, luego se les incautará el producto y posteriormente se les confiscará sus maquinarias, para luego instalarles juicios penales. También el principal del Conartel dijo que catorce radioemisoras más serán cerradas.

    Estas prácticas Hittlerianas de las camisitas bordadas son inadmisibles. Dictadores de la talla de Stalin, Atila o Idi Amín ya las practicaron. Cuando alguien se les oponía primero lo asustaban y si no se callaba, lo mataban.

    El terrible miedo de perder que tiene Correa, unido a una personalidad resentida y dislocada, lo hace arremeter como un dios omnipotente con dominio absoluto sobre todo y todos.

    ¡Ya no se puede esperar más!

    Personas como yo, que me considero un profesional pensante y no borrego engañado por un falso sueño, debemos reaccionar diciendo lo que pensamos a cualquier costo, sin tener miedo a ser sometidos a la cárcel o la muerte.

    Pronto en el país estarán instalados los escuadrones de la muerte. El gobierno ponciopilatos, dirá que no sabe nada del asunto y negará su responsabilidad en los crímenes cometidos por el estado.

    La no necesidad de una visa y la abolición del pasado judicial a los colombianos, es una facilidad que el gobierno otorga para que todo terrosita pueda venir al país y luego ser reclutado cromo brazo armado.

    ¡ Paremos esto!....no permitamos que los Goebels del siglo XXI, hagan lo que les das la gana a nombre de un cambio que ha servido para que los alimentos suban de precio, la inflación se dispare, no exista empleo y las cosas estén peor.

    Ya que paren la cantaleta de que todo lo que pasa es producto de la noche neoliberal. La verdad es que Correa lleva un año y siete meses desgobernando. Ha tenido suficiente tiempo para que si supiera administrar, todo fuera diferente.

    El problema es que jamás ha trabajado en alguna empresa y no ha sido gerente ni de una tienda de la esquina, por lo que mal va a poder administrar al Ecuador.

    Está convencido de que con palabras o amenazas todo funcionará. Como nunca ha trabajado, nada puede administrar porque no sabe cómo hacerlo.

    A mí por mi parte no me asusta su prepotencia, ya que no le tengo miedo. Si tengo que luchar en su contra por lo que yo creo; lo haré.

    Lo que no voy a hacer es no hacer nada, para quedarme arrodillado y sumiso por lo que me pueda pasar.

    A los hombres pensantes se los combate con ideologías y a los tiranos con la sangre que debamos derramar.

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