jueves, 26 de diciembre de 2019

Ecuador: Ecos de un falso golpe

por Sebastián Mantilla Baca

October 7, 2010

El pasado 30 de septiembre no fue -como ha dicho Correa- uno de los días más tristes de su gobierno sino uno de los más vergonzosos que ha tenido el Ecuador en los últimos años. Vergonzoso porque todos sabemos que si el Presidente de la República decidía simplemente no ir al lugar donde un grupo reducido de policías se había declarado en paro, no habría pasado nada. Hubiese sido un día de huelga y paralización por una Ley de Servicio Público que no fue suficientemente debatida y consensuada, sino impuesta como todo.

Sin embargo, la imprudencia, irresponsabilidad y prepotencia pudieron más. Su Majestad, siguiendo el mandato no de la razón sino de sus vísceras, quiso resolver las cosas a su modo. A más de meterse en la boca del lobo, ensimismado y colérico, no le bastó espetar a los uniformados sino que incluso los desafío temerariamente: "mátenme si quieren".

Aunque este tipo de escenas podrían ser propias de un burdel o una riña callejera, esto lo vimos representado, nada más y nada menos, en quien pretende ser el presidente de esta nación. Inimaginable que un mandatario caiga tan bajo. El honor y la dignidad del Ecuador han sido ultrajados.

Como si fuera poco, Correa no solo puso en riesgo su propia vida, sino que, con la intervención militar, murieron ecuatorianos. Solo por el capricho y bravuconería de quien está acostumbrado a hacer lo que le da la regalada gana. De lo que se sabe, hablamos de 8 muertos y 200 heridos. Y cuando hablamos de heridos no solo me refiero a los miembros de las fuerzas del orden, sino también a recién nacidos, madres, jubilados y hombres que estaban dentro del hospital producto de las esquirlas, balas y gases lacrimógenos arrojados.

Mientras tanto, ante la falta de la Policía en todo el país, en lugar de decretar la emergencia nacional en horas de la mañana y ordenar que las Fuerzas Armadas tomen control de las principales ciudades, lo único que se hizo fue movilizar a un comando de las Fuerzas Especiales para que vaya en auxilio del Presidente, dejando en total indefensión al resto del país. ¿Acaso el resto de ciudadanos no son dignos de protección?

Y como quien suele comportarse de modo irresponsable, no asumiendo los errores sino culpando de ellos a otros, Correa dijo que fue víctima de una intentona golpista. Tomando el pelo a nacionales y foráneos a través de una arbitraria cadena indefinida, ha buscado culpables en la oposición, los medios e incluso en el señor Gutiérrez. Nada más absurdo.

Si no habrá "olvido ni perdón", habría que comenzar por el principal responsable de todo. Este bochornoso hecho debe llevar al propio Presidente y sus vasallos a una profunda reflexión. El país lo exige y lo demanda

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