sábado, 12 de septiembre de 2015

Electrónico vs

real. Alfredo Negrete/ No se trata de un clásico del fútbol español sino de una competencia que podría originarse en el Ecuador entre la circulación del dólar real -tangible y visible- frente al electrónico que es un mecanismo de transacción contable. Esta práctica, con las debidas seguridades y diferentes modalidades, existe en varios países, siempre bajo la vigilancia de un órgano estatal competente. La peculiaridad consistiría en que en el país el órgano emisor y controlador del sistema sería el Banco Central del Ecuador. Una lección de la época colonial dice "sacristán que tiene cera, sin tener cerería, de donde pecata mea si no es de la sacristía". La propuesta de un dinero virtual circulando en las redes de la comunicación digital parece tomar forma por algunos índices. De extenderse el uso del dinero electrónico y no comunicarse adecuadamente el sistema de emisión pudiera ocurrir que se produzca un efecto que en la historia de la economía es conocida como ley Gresham. Esta sostiene que la moneda mala se come o desaparece a la buena; en términos más dramáticos: se gasta la mala y se guarda a la buena convirtiéndose en un elemento desestabilizador. Estas especulaciones y cualquier otra de malos presagios pueden evitarse con una información que contengan los elementos básicos del género como son la oportunidad y la precisión. Los datos de la economía en un país de naturaleza exportadora primaria no debieran dar lugar a debates de esta naturaleza. El precio del petróleo es alto a pesar de su descenso, los productos agrícolas y marítimos de exportación atraviesan un buen momento y estamos a meses de que el sistema hidroeléctrico provea de sus megavatios al país, con opciones de exportación. Por eso, salvo que exista una grave falla o error en la administración económica, el dinero electrónico debiera servir solo para que la ciudadanía se cubra del robo y el hurto. EN: El Comercio, Año 110 N° 40812 7 mayo 2015, p. 6

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