domingo, 13 de septiembre de 2015

La crisis Griega

Washington Herrera/ Esta sí es una crisis. Estar endeudado en el 177% del Producto Interno Bruto es algo muy complejo para cualquier país y requiere una acción efectiva de los acreedores para reestructurar pragmáticamente esta deuda. Para eso, Grecia precisa un programa efectivo de desarrollo productivo de su agricultura, industria, turismo y pesca, que genere excedentes y una disminución del gasto público para ahorrar y hacer frente a un compromiso de pago gradual y a largos plazos. Hablar de esto es fácil, lo difícil es corregir los errores, como haberse endeudado para pagar deuda con más deuda y demostrar que "los griegos no son perezosos". Grecia, al entrar en la Unión Europea (UE), recibió una ayuda financiera sostenida, del mismo modo que España y Portugal, con un programa destinado a disminuir las asimetrías que prevalecen con los otros países y capacitarles a soportar la libre competencia en virtud del mercado común. Lo que está en juego no solo es la permanencia de Grecia en la Unión Europea y el regreso de la dracma como moneda nacional, sino la recuperación del Estado social de un país que necesita la cooperación sostenida de los acreedores, que beneficie a todos los involucrados. El pronunciamiento de los electores griegos a través del referéndum llevará al eurogrupo a blindar la irreversibilidad del euro y a evitar el contagio a otros países. Frente a esto es de esperar un resultado pragmático que tranquilice los mercados y atienda al bien común del pueblo griego. El Comercio, Año 110 N° 40873 7 jul. 2015, p. 10

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