viernes, 11 de septiembre de 2015

Efectos colaterales

Expreso/ La política de restricción de importaciones por la vía de los aranceles causará profundos daños en la economía. Es, de entre todas las opciones de política, la menos aconsejable por ser puramente empobrecedora, y por conspirar contra la competitividad y el empleo productivo. La propensión a importar no es el privilegio de unos pocos segmentos económicos. Los teléfonos celulares, para dar un ejemplo, son demandados por todos los ecuatorianos, como lo son, crecientemente, las computadoras y "tablets". Las prendas de vestir importadas son demandadas por los asiduos clientes de la Bahía, el mayor centro comercial del país. Hay tiendas de abastos y frutas que se nutren de productos importados cuyos precios se vuelven desde ya prohibitivos, al igual que los precios de enlatados y productos naturales que, por razón incomprensible, pasan a ser de lujo. El comercio, con el 35% de las recaudaciones, es con largo el mayor contribuyente a los ingresos del SRI, por lo que la propia economía fiscal se verá afectada. Y la suigéneris arquitectura del impuesto a la renta tendrá el efecto adicional de deprimir a los comerciantes, quienes deberán pagar tributos sobre registros contables que no generan ingresos. Los importadores tendrán que afrontar incrementos importantes en los montos de capital de trabajo requeridos para financiar el giro de sus negocios y esto se dará en circunstancias en que la actividad financiera se halla en franca recesión. No es válido ni sincero argumentar que con estas medidas se defiende la dolarización. La transferencia de recursos de los bolsillos de los contribuyentes a los del Estado sirve para sustentar el apetito de un Gobierno que se acostumbró a vivir en la abundancia y pensó que su fortuna nunca cambiaría. EN: Expreso, Año 42 N° 15226 16 mar. 2015, p. 8 ECONOMIA INTERNACIONAL

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