sábado, 11 de agosto de 2012

APROPIACIÓN NACIONAL / Pozo, Mauricio

Uno de cada dos dólares que se producen en el país se destina al gasto público, es decir el peso del Estado en la economía le consume la mitad de lo que el país produce en un año. Ese casi 50 por ciento es un porcentaje inclusive superior a lo que actualmente representa el gasto estatal en Grecia, algo más del 40 por ciento, país europeo consumido en una de las peores crisis de su historia. La relevancia de esto implica que el esfuerzo nacional del sector privado se esfuma en gasto estatal, donde la composición del mismo es insostenible en el futuro. No se trata de evitar que el gasto de inversión del presupuesto se realice sino de mostrar la imposibilidad de mantener ese monto de egresos fiscales que paradójicamente impiden en la práctica ejecutar el gasto de inversión previsto. Al mes de noviembre de 2009, ni siquiera el año completo, asumiendo la misma participación en el PIB de 2008, los gastos corrientes del consolidado del sector público no financiero, es decir excluyendo lo que gasta la banca pública, ascienden a 27 por ciento del PIB. A este porcentaje deben sumarse los gastos de inversión que representan el 13 por ciento del PIB, la mitad de los gastos corrientes, los que en conjunto llegan aproximadamente al 40 por ciento del PIB. Si incorporamos el valor correspondiente a los subsidios, el peso del gasto público total frente al PIB llega al 47 por ciento. Es correcto firmar que en 2009 el subsidio a los derivados de combustibles es menor a 2008 porque el precio del petróleo y sus derivados también fue menor, sin embargo el porcentaje no baja del 42 por ciento del PIB, lo que quiere decir que en cualquier caso lo que absorbe el fisco es imposible de mantener en los siguientes años. Es una real y clara apropiación de la producción nacional por parte de un actor, el Estado, que gasta mal y no rinde cuentas. Hoy, 10 mayo 2010, p. 4

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