miércoles, 27 de marzo de 2013

BUENA ECONOMIA, OPORTUNIDAD PARA TODOS / Carrera, Jaime

Una madre de 30 años, con apenas educación primaria, sin trabajo y con tres hijos que no puede educar, requiere de la ayuda del Estado a través de buenos servicios de educación, salud, otras atenciones sociales y capacitaciones para procurarse por sí misma su bienestar. Una persona mayor de 65 años que estuvo durante toda su vida en la informalidad y el subempleo, que nunca se afilió a la seguridad social, no cuenta con una pensión digna para su vejez y vive en la miseria, también requiere de la ayuda estatal. Los gastos sociales que el Estado debe cubrir en los dos casos, las oportunidades y capacidades que requiere la madre para conseguir un trabajo o emprender un negocio, y la cobertura de la seguridad social que demanda la otra persona, exigen una economía sólida y en constante crecimiento en función de la dinámica privada y de un manejo fiscal responsable que se sostenga en un nivel de tributación que no desaliente la actividad económica. Cuando se debilita el sistema financiero al tomar medidas que atentan a su solidez, a los derechos de propiedad y a la seguridad jurídica, se genera desconfianza en todos los sectores económicos y ahorristas, y desalienta la inversión y creación de riqueza. Al propio tiempo, se condena a la madre y al adulto mayor citado, a vivir en la pobreza cobijada por el asistencialismo del Estado. Diario de Negocios, 29 oct. 2012, p. 2

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