domingo, 24 de marzo de 2013

UE:GANADORES Y PERDEDORES / Fischer, Joschka

Es raro que un país de alto vuelo se precipite a tierra en una sola noche; pero eso es, precisamente, lo que le sucedió hace poco a Alemania. Tanto en el fútbol como en la política, el país se había convertido en la encarnación de una desagradable mezcla de arrogancia y negación. Se creía la medida de todas las cosas en Europa, tanto en lo referente al campeonato de fútbol como a la Unión Europea. Pero en ambos casos, se engañaba a sí misma. La misma noche en que los italianos le dieron a Alemania una paliza en la semifinal del campeonato, la canciller alemana Angela Merkel se encontró con los límites de su propio poder en la reunión que celebraron los líderes de la eurozona en Bruselas. El rumbo político seguido por Alemania desde que empezó la crisis del euro, hace dos años, dejó al país aislado, y por eso Merkel no pudo hacer frente a una alianza entre Italia, España y Francia. De hecho, Merkel no tuvo más alternativa que ceder y aceptar la introducción de cambios de gran envergadura en el nuevo pacto fiscal de la UE, que facilitarán la refinanciación de las deudas de los países en crisis y sus bancos. Pero la derrota de Alemania, por muy celebrada que haya sido, trae consigo muchos motivos de preocupación. En primer lugar, no todo lo que plantea Alemania está mal: todavía es urgente introducir reformas estructurales para aumentar la competitividad de los países en crisis y lograr una consolidación fiscal en el mediano plazo. Pero es igualmente importante reducir los desequilibrios económicos y coordinar las políticas europeas para estimular el crecimiento. Expreso, 9 julio 2012, p. 9

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