miércoles, 27 de marzo de 2013

ACCIÓN Y CONSECUENCIA / Granja, Wilson

Las relaciones diplomáticas entre el Gobierno del presidente Correa y Estados Unidos de Norteamérica han estado marcadas por episodios tormentosos. Dentro de ellos, los más críticos serían la expulsión de la embajadora Hodges, el fortalecimiento de las relaciones diplomáticas con países como Irán y Siria y el asilo político otorgado al señor Assange. Hay que añadir a esta serie de confrontados episodios, las duras palabras en contra de nuestro principal socio comercial hechas, con gran carga política, por nuestro presidente y sus colaboradores; principalmente por el canciller Patiño. Como no podía ser de otra manera (quien esperaba otra reacción supone ser un iluso), la reacción del Gobierno norteamericano busca ponerle un fin de la Ley de Preferencias arancelarias (ATPDEA) para Ecuador. Para Estados Unidos, las consecuencias de que no se renueven las preferencias son insignificantes ya que representan las importaciones desde el Ecuador alrededor del 0,31 por ciento de todo lo que este país importa. Para la economía ecuatoriana, sobre todo para el sector privado, la noticia no podría ser peor. El mercado estadounidense representa el 40 por ciento del total de las exportaciones distribuidas en alrededor de 700 productos generando cerca de 250 000 plazas de trabajo. Estimaciones iniciales establecen (por el solo cese de este programa) una reducción en el Producto Interno del 1,5 por ciento y una pérdida de alrededor de 16 000 plazas de trabajo. Diario de Negocios, 27 sep. 2012, p. 2

No hay comentarios:

Publicar un comentario