sábado, 16 de febrero de 2013

POBRES Y RICOS / Rosales, Francisco

Es entendible que las autoridades traten de justificar los nuevos impuestos, especialmente si a lo largo de casi cinco años los han aumentado repetidamente, pero recurrir a la división entre pobres y ricos y sostener que ciertos tributos los pagarán solamente los ricos, porque solamente ellos consumen licores importados o "porque los pobres no viajan en avión", a más de no ser verdadero, tiene el intolerable tufo de la división entre ecuatorianos y de recurrir a ocultos resentimientos para acentuarlos en busca de apoyo de varios sectores de la ciudadanía que, lamentablemente, perciben apenas ingresos de subsistencia. Habría que empezar por definir qué se entiende por rico y qué por pobre. No se ve lógica alguna. Y luego, si los "ricos", en esa lamentable expresión, ya no se beneficiarán del subsidio a los combustibles de avión, ¿cuál es la razón para que las mismas personas -varias propietarias de vehículos de lujo- utilicen gasolina a precios 50 por ciento menores que los costos reales? Y con el gas de uso doméstico, la situación es todavía más censurable. Los estudios confirman que los sectores de más alto ingreso y los del segmento medio alto se benefician de alrededor del 60 por ciento del enorme subsidio (el costo de la bombona de 15 kilos supera los $12 mientras el precio de venta es de $1,50) porque son los que más consumen dicho combustible. A lo que hay que sumar el contrabando de gasolinas, diésel y gas por las fronteras terrestres y marítimas, en cuyo caso el subsidio beneficia a colombianos y peruanos y ha dado lugar a grandes fortunas ilícitas. La coherencia es fundamental en toda acción de Gobierno. Y la motivación debe ser el bien común y no el cálculo político. Hoy, 5 dic. 2011, p. 4

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