domingo, 7 de abril de 2013

TRATADOS SOBRE INVERSIONES / Tobar, Bernardo

El 28 de septiembre de 2009 el Ejecutivo solicitó a la Asamblea Nacional la autorización para denunciar todos los tratados bilaterales de fomento y protección recíproca de inversiones, conocidos en la jerga internacional bajo el acrónimo BIT. Tales tratados tienen una parte sustantiva, es decir los derechos que se reconocen a los inversionistas -no muy diferentes y en algunos aspectos inferiores, dicho sea de paso, a los que promovió el Gobierno actual en 2010 a través del Código Orgánico de la Producción, Comercio e Inversiones (COPCI)-, y una parte adjetiva, el arbitraje internacional. Esta última parte fue utilizada como pretexto por la Corte Constitucional y la Asamblea Nacional para concluir que ciertas normas sobre arbitraje contenidas en los BIT son incompatibles con el artículo 422 de la Constitución, habilitando la denuncia de tales tratados, con la curiosa excepción de los que vinculan a Chile, Venezuela, Países Bajos y China. La denuncia se procesó en pocos casos y ha permanecido en suspenso respecto de la mayoría. Hasta ahora, que esta espada de Damocles parece balancearse nuevamente. Tema legal aparte, más bien la incógnita es por qué el Ejecutivo, que ahora tiene todos los vientos a su favor y la oportunidad inédita en la historia republicana de convertir al Ecuador en el más atractivo destino para las inversiones productivas en la región, vuelve no obstante a la carga sobre un asunto que, si bien por sí solo no es crítico, al añadirse a otras señales equívocas, hostiles hacia la integración, y al manejo poco afortunado -por decirlo sutilmente- de la política exterior, puede resultarle contraproducente si efectivamente se propone cumplir en este nuevo período presidencial con los planes que tan consistentemente ha anunciado y que resultan indispensables para el sostenimiento del modelo y la renta estatal. Hoy, 27 mar. 2013, p. 4

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