domingo, 7 de abril de 2013

CRISIS EN CHIPRE / Mody, Ashoka

La tarea nunca iba a ser fácil: imponer pérdidas de unos 5.800 millones de euros (7.500 millones de dólares) a los prestamistas del Gobierno de Chipre y a los depositantes en los bancos del país. Y ahora esa medida ha conducido a Europa a su más reciente callejón sin salida. En unas negociaciones maratonianas, el Gobierno de Chipre, con la supervisión de la troika (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional), acordó un "impuesto" de una sola vez a los depósitos bancarios, pero, pese a una enmienda encaminada a eximir las cuentas de menos de 20.000 euros, el parlamento de Chipre ha rechazado por una mayoría abrumadora ese plan, con lo que ha dejado a Chipre -y a Europa- en el limbo. Nunca ha habido una explicación oficial de por qué los prestamistas a un soberano no deben compartir las consecuencias dolorosas, pese al principio de "no rescate" en el que se basa la zona del euro. La mayoría de los observadores citan la preocupación de las autoridades de que, si algún soberano no salda sus deudas, todos los prestatarios soberanos serán penalizados, pero ese contagio es trivial en comparación con el reguero de pólvora que se podría encender al imponer pérdidas a los pequeños depositantes. Expreso, 25 mar. 2013, p. 9

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