sábado, 6 de abril de 2013

AHORA LE TOCA A CHIPRE / Cueva, Simón

La economía de Chipre, enfrenta serios problemas, luego de Grecia, Irlanda, España, Portugal e Italia. Sin embargo, la crisis chipriota tiene una particularidad. La pequeña isla ha apostado por un sector financiero grande y ha buscado atraer capitales de otros lugares, ofreciendo impuestos corporativos particularmente bajos. Paralelamente, algunos países europeos dudan de la procedencia limpia de toda la plata que ha atraído el sistema financiero chipriota, considerando que los procedimientos de control son algo laxos. Por ejemplo, hay un monto bien importante de capitales rusos depositados en bancos chipriotas. Aunque los montos no están claros, se habla de cifras de 20 a 30 mil millones de euros, más que el PIB anual de la economía de Chipre, cercano a 18 mil millones de euros. Frente al problema, Chipre solicitó apoyo de la Unión Europea y del FMI, quienes están dispuestos a proveer asistencia financiera, pero piden que los esfuerzos sean compartidos. Ello implica que el préstamo sería por 10 mil millones y Chipre debe conseguir otros 7 mil millones de euros. El Gobierno de la isla propuso que, aparte de otros esfuerzos fiscales, se imponga una "contribución especial" equivalente a 6.75 por ciento de los depósitos hasta 100 000 euros y 9.9 por ciento para los depósitos más grandes. La idea del Gobierno ha sido que, para lograr reunir la plata necesaria-y al no querer afectar demasiado a los grandes depositantes, por miedo a que su país una fuerte salida de capitales-propone golpear también con fuerza a los pequeños. Esto ha provocado naturalmente una fuerte resistencia en la isla y en el Parlamento. La realidad es que Chipre necesita efectivamente un ajuste duro, y eso implicará sacrificios de muchos, pero todo ajuste debe ser equitativo y bien distribuido. La decisión evidencia dos cosas. Primero, que Europa sigue tomando decisiones bajo presión y no siempre consistentes. Los mismos líderes que aprobaron el seguro de depósitos toman ahora otras decisiones contradictorias. Segundo, que las reformas de fondo para solucionar la crisis aún están verdes. No hay todavía un sistema de regulación financiera unificada, que hubiera ayudado bastante a prevenir los problemas financieros, asegurar normas unificadas de prudencia y prevención de lavado de activos. Hoy, 22 mar. 2013, p. 4

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