domingo, 7 de abril de 2013

EL CEPO / Spurrier, Walter

El lunes 18 el gobierno de Cristina Fernández redobló lo que los argentinos llaman cepo cambiario. Endureció su equivalente al impuesto a la salida de divisas: sube del 15 por ciento al 20 por ciento el recargo al consumo en el exterior por tarjetas de crédito y extiende el recargo a las compras de pasajes y paquetes turísticos al extranjero. El mismo día el café donde desayuno subió sus precios 10 por ciento. Esta es la más reciente vuelta a la tuerca a una política cambiaria alambicada. Como Rafael, Cristina cree que el mercado es un mal amo pero buen siervo, y somete al mercado cambiario a la servidumbre. En Argentina el tipo de cambio central es de 5,1 pesos por USD la venta, que el Banco de Reserva deprecia al 19 por ciento anual. Se anuncia llegaría a 6 pesos por USD en diciembre. Esa es sólo la punta del ovillo. omo hay incautación de divisas, el Banco de Reserva, al liquidar los pesos al exportador, le retiene un porcentaje. En el caso de la soya, es de 35 por ciento; trigo 23 por ciento, carne 15 por ciento, manufacturas 5 por ciento. Para las importaciones hay un recargo variable; para los productos de consumo es 35 por ciento. El afán de controlar el mercado cambiario trae efectos deplorables. No hay inversión externa privada, por el atraso cambiario. La situación luce insostenible. Cuando el Gobierno se rinda, quizá después de las elecciones de septiembre (o tan pronto como este feriado), los grandes perdedores serán quienes no tuvieron para comprar dólares: los más pobres. La rebelión del siervo cambiario pasó factura. Esta es una tragedia de la que nos libramos, gracias a la dolarización. El Comercio, 26 mar. 2013, p. 10

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