sábado, 6 de abril de 2013

CAFÉ DE COLOMBIA / Spurrier, Walter

La semana pasada Colombia fue sacudida por un paro cafetero. Terminó el paro con el compromiso del Gobierno de incrementar el subsidio a 145 000 pesos, con lo que se cubriría la diferencia entre costos y precios. El Ministro colombiano de Agricultura culpó a la revalorización del peso, y pidió al Banco de la República medidas contundentes "para que nos ayude en la lucha contra la revaluación. El peso está fuerte por la combinación de las millonarias exportaciones mineras y el fuerte ingreso de capitales privados, situación similar a la de Perú y Chile. Es irónico, pero el presidente Correa se queja que por estar dolarizados, no hay política cambiaria, y lo obliga a crear impuestos a las importaciones e incluso a las exportaciones, sobre la porción del valor de estas que no retorna al país. Más bien, la dolarización nos está ayudando para mantener nuestra competitividad. Colombia no está dolarizada y no puede impedir la revalorización de su moneda. Si estuviera dolarizada, no tendría ese problema. Es evidente que el Gobierno colombiano tiene conciencia de la importancia de la producción y exportación cafetera para sus campesinos y economía en general, al punto que este año destinará USD 443 millones para subsidiar al productor. Nuestro Gobierno, en cambio, dentro de su ideología del Buen Vivir, considera que la agroexportación no agrega valor, que es una depredación ambiental, y más bien incide en el incremento de sus costos y carga tributaria. Parecería considerar que nada se pierde si decae o desaparece esa exportación. El banano es hoy el rubro más vulnerable. En 2012 el volumen de sus exportaciones cayó 14 por ciento, en buena medida porque los productores carecieron de un flujo de caja para afrontar, entre otros, los gastos de fumigación contra el hongo que prolifera con las lluvias. El Comercio, 12 mar. 2013, p. 10

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