sábado, 6 de abril de 2013

CLARIDAD Y CONSISTENCIA / Pachano, Abelardo

Esas son dos responsabilidades del ejercicio de una representación pública. Ser transparente en los actos, decisiones e información y, guardar coherencia en la gestión. En enero el SRI presentó el informe correspondiente al año 2012. Lo hizo en su página en Internet. Es un informe bien presentado, con datos globales y gráficos explicativos que ayudan al mejor entendimiento de los esfuerzos desplegados para la recaudación de impuestos. Lo inentendible es la clasificación arbitraria de los impuestos entre las dos categorías conocidas: Directos e Indirectos. No hay base técnica para confundirlos. Los directos están vinculados con la renta o el patrimonio. Los indirectos son los demás. Pero en la clasificación se pone dentro de los directos, seguramente para demostrar que la política tributaria es progresiva, al ISD que nada tiene de directo y es semejante al IVA, impuesto bandera de los indirectos pues se vincula con una transacción. O a los impuestos a los activos en el exterior, o peor aún aquel vinculado a la contaminación de los vehículos. Esta clasificación arbitraria lleva a una estructura de la política tributaria muy equilibrada, pues el 45 por ciento lo componen los tributos directos y el 55 por ciento los indirectos o regresivos. Pero si respetamos los conceptos, que son internacionalmente estandarizados, la estructura cambia. Ya no luce tan bonita: 30 por ciento de directos y 70 por ciento de indirectos. Si ponemos los aranceles la degradación es mayor: 27 por ciento y 73 por ciento. Por eso, la CEPAL afirma que con esta composición de tributos la distribución del ingreso no cambia en el Ecuador. El Coeficiente Gini, que mide la desigualdad, es el mismo antes y después de impuestos. El Comercio, 15 mar. 2013, p. 10

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