martes, 1 de enero de 2013

EN LA RECTA FINAL / Spurrier, Walter

El Código de la Producción fue a la Asamblea como de urgencia económica; sólo así podrá entrar en vigencia a tiempo para que sus estipulaciones tributarias tengan efecto desde 2011. Pero es lamentable que el plazo sea tan corto, ya que una mayor socialización con el sector productivo lo hubiese mejorado. El proyecto fue socializado con los sectores sociales. Pero en la medida que uno de los objetivos del Código es atraer la inversión de las sociedades de capital, es lógico que se hubiera dado una más estrecha vinculación con ellas en la redacción del Código, ya que si las empresas de capital no lo encuentran atractivo, el Código no tendrá el efecto de incrementar sus inversiones. El Código crea una serie de organismos que restan credibilidad a la aseveración oficial que no aumentará la burocracia. Los múltiples trámites hacen prever que los funcionarios tendrán una alta discrecionalidad para conceder beneficios; que quizá habrá que tener palanca para lograrlos. Esto resta transparencia. El Código parece dirigido no tanto a estimular la inversión de las empresas nacionales o radicadas en el país sino el de unas pocas extranjeras, sobre todo estatales, que firmen acuerdos en que se estipulen ventajas excepcionales a cambio de montar fábricas de bienes de alto valor que no se producen en el país. El año próximo probablemente tendrá reformarse el Código de la Producción para que cumpla con su finalidad. El Comercio, 16 nov. 2010, p. 10

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