martes, 1 de enero de 2013

¿ARTICULO IV.COM? / Samaniego, José

En este año, pese a los importantes ingresos fiscales, el fuerte ritmo del gasto público hizo que el Gobierno haya tenido que endeudarse bastante: con el IESS, con el BID, con la CAF, pero no fue suficiente. El desembolso reciente de US$ 800 millones de China permitió a las autoridades soplar un poco y asegurar el financiamiento para el resto del año. Para 2011, pese a prever incrementos de ingresos no tan pequeños, el gasto público sigue muy alto, y el Gobierno tendrá que seguir endeudándose. Si faltan más recursos, mirar al previamente odiado Banco Mundial podría ser una opción, como lo sugieren algunos pasos. El mismo Gobierno que expulsó tiempo atrás a su representante en el país -en una de esas decisiones más basadas en el hígado que en la cabeza fría- ha dado la venia para que el Banco Mundial vuelva a nombrar oficialmente a su representante. Una misión exploratoria del banco está visitando el país y podría facilitar contactos para financiamientos futuros. Estos acercamientos son una buena noticia. Quizás ayuden a borrar algunos prejuicios del lado oficial y permitan que el nuevo endeudamiento del país sea más barato y a plazos más largos que las últimas operaciones con China. Los préstamos del Banco Mundial son de dos tipos. Unos financian proyectos (carreteras, escuelas, infraestructura), con desembolsos lentos y graduales. Otros son de "libre disponibilidad", concentrando mayores montos y dando más libertad al Gobierno, que podría usar esa plata en lo que quiera. Aunque la Constitución de Montecristi prohíbe estos créditos, el Gobierno es hábil para encontrar interpretaciones legales laxas. Ahora, estos créditos necesitan una opinión razonablemente favorable del FMI, lo que implica que aquel otro organismo poco querido haga una revisión de la economía ecuatoriana, lo que, en su jerga, se llama un "reporte del Artículo IV", en referencia a la sección del convenio constitutivo del fondo sobre el tema. Aparentemente, el Gobierno quisiera (ya habido discretos acercamientos) que se haga ese reporte -para abrir paso a desembolsos- pero que no se note mucho, porque no cuadra bien con la retórica de la revolución ciudadana. Idealmente, quisiera un reporte hecho a la distancia, un Artículo IV virtual. Difícil de aceptar para el FMI, que tendrá trabajo entendiendo las creativas definiciones fiscales (por ejemplo, qué mismo es eso de ingresos o gastos permanentes) y podría cuestionar la tendencia del Gobierno a gastarse todos los ingresos extraordinarios sin ahorrar nada. ¿Llegaremos a la preparación puramente digital de los reportes macroeconómicos o tendrá el Gobierno que buscar una explicación política para una visita física del FMI. Hoy, 12 nov. 2010, p. 4

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