sábado, 14 de julio de 2012

DÉCADA DOLARIZADA / Salazar, Estuardo

Al Gobierno de Jamil Mahuad le correspondió asumir las más trascendentales decisiones de la historia en el último siglo: el Tratado de Paz con el Perú en 1998 y la dolarización decretada el 9 de enero del 2000, en un ambiente enrarecido y caótico, en el que ya existía una dolarización de facto, cuando el sucre había perdido sus funciones como moneda nacional al dejar de ser la reserva de valor, la unidad de cuenta y el medio de pago para la mayoría de las transacciones. Las estadísticas indican que la economía dio un salto en estos 10 años y que se triplicó el valor del PIB, más aún si lo comparamos con el crecimiento promedio de la década de los noventa. Igualmente, las reservas internacionales se multiplicaron por tres y los depósitos bancarios por cinco al igual que el volumen de crédito. La deuda externa se redujo del 57 por ciento del PIB al 14,6 por ciento, mientras que las remesas se multiplicaron por 2.7. La producción petrolera pasó de 373 mil a 474 mil barriles diarios, especialmente después de la construcción del OCP. La pobreza urbana se redujo notablemente lo mismo que el desempleo. El salario mínimo vital pasó de US$ 57 a US$ 240, la inflación se redujo notablemente y las exportaciones se triplicaron. Todos estos resultados y otros nos llevan a la conclusión de que el balance arroja un saldo positivo, tomando en cuenta además los graves conflictos políticos que en otras circunstancias habrían producido efectos traumáticos en la economía si no hubiera existido el blindaje que le proporcionó la dolarización. Un cambio de moneda podría conducirnos obviamente al caos y a la anarquía, por lo que es indispensable fortalecer el ingreso de dólares, es decir habría que estimular las políticas adecuadas para incrementar las exportaciones, la inversión externa, las remesas y negociar un selectivo endeudamiento externo, además de intensificar los trabajos de infraestructura, mejorar la competitividad, garantizar la seguridad jurídica y la capacitación de la mano de obra, así como la apertura a la tecnología de punta. Hoy, 19 ene. 2010, p. 4

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