domingo, 16 de septiembre de 2012

¿UTOPÍA? / klinkicht, Susana

Ingenioso, inédito, audaz, vanguardista, original, innovador, ambicioso, son los adjetivos con los que ha sido calificado en estos días el proyecto de dejar bajo tierra el petróleo de los yacimientos Ishpingo, Tambococha y Tiputini en la reserva mundial de la biósfera del Parque Nacional Yasuní. Luego de la firma del fideicomiso entre el Gobierno del Ecuador y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, se ha hablado del primer hito y gran paso concreto en un camino distinto hacia una nueva forma de desarrollo y de una lógica que sí funciona hacia una nueva ética planetaria. La propuesta es dejar bajo tierra 846 millones de barriles de petróleo en la Amazonía a cambio de al menos el 50 por ciento de los recursos que percibiría en caso de explotar la reserva de petróleo, es decir $3 600 millones. Está por verse si la firma del fideicomiso bastará para convertir en realidad lo que se ha tratado de menospreciar como utopía. Durante más de tres años, se ha intentado, por parte de escépticos e interesados, de desvalorizar la iniciativa como un sueño de ingenuos. Lo que hay que recorrer en adelante será todavía más duro. Ningún país ha depositado todavía un aporte. El más cercano a comprometerse parece ser Alemania, con 50 millones de euros anuales por 13 años, pero todavía quedan preguntas por responder, según dice la prensa alemana. Voces escépticas, como la de Milagros Aguirre, recuerdan que el ITT es "apenas una esquina del Yasuní". Alberto Acosta, uno de los autores del proyecto, aboga por perseguir su ampliación a los campos inmediatos, incluso en territorio peruano, pero también exige "redoblar el optimismo como parte de un ejercicio de voluntad política". Un paso importante para una utopía que mañana ya podría ser viable. Hoy, 9 ago. 2010, p. 4

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