jueves, 19 de noviembre de 2015

Tiempo de ajuste

Roberto Aspiazu: Con la necesidad de reducir el presupuesto estatal en 6.000 millones de dólares con miras a 2016, la eliminación de subsidios se torna una necesidad imperiosa; pero sostener que no habrá un impacto en el costo de producción de bienes y servicios, por el aumento del combustible, es un supuesto falso. Salvo casos de excepción, el consumidor terminará pagando la factura de 337 millones de dólares; es inevitable. En contraste, llama la atención que por el lado del Gobierno no haya señales de una rigurosa austeridad. Coincidimos con el criterio de que no procede continuar con líneas de endeudamiento con China para construir la plataforma gubernamental de los ministerios del área económica, cuya edificación no es una prioridad, e igualmente para la importación de cocinas de inducción, en circunstancias de que la industria nacional de línea blanca ha efectuado una millonaria inversión para producirlas localmente, por citar casos. Entretanto, el proceso de ajuste económico tuvo repercusión política. Las tensiones originadas por la falta de recursos en el interior del régimen y la urgencia de definir medidas ante una situación que se sale de control derivaron en la renuncia de la ministra Cely. Una salida sorpresiva a cuenta de no compartir la visión económica del presidente, lo cual sugiere que la ex funcionaria propuso un cambio de rumbo que no fue del agrado de la máxima autoridad; ¿acaso un plan basado en el acercamiento con el FMI? Su reemplazo por otro pragmático, Vinicio Alvarado, tranquiliza al empresariado, siempre receloso de que el enroque promueva a una figura ideológica al área de la Producción. El Universo, Año 95 N°041 26 oct. 2015, p. 8

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