viernes, 8 de marzo de 2013

IMPULSO INFLACIONARIO / Spurrier, Walter

En enero bajó la inflación anual a 5,3 por ciento (frente a enero 2011) luego de cerrar el año en 5.4 por ciento. Detrás de esa buena noticia, hay razones para preocuparse. Baja la inflación en enero, porque el alza mensual de los alimentos (0,3 por ciento) fue mucho menor que en enero 2011 (1,3 por ciento). Es grato que no suban más los alimentos, aunque las amas de casa no le crean al INEC. Pero en términos macroeconómicos, el alza de los alimentos es poco importante. Los precios de los alimentos suben poco, pero los otros precios suben igual o más que antes. En enero, el precio de los servicios ("no transables") subió 0,84 por ciento, frente a 0,63 por ciento en enero 2011. Hace un año, la inflación de los doce meses fue 3.25 por ciento. Hoy es 5.17 por ciento, casi dos puntos porcentuales más. Mientras que siga habiendo alto gasto público, la tendencia continuará al alza de las tarifas de los servicios. Con los productos de consumo, la inflación es más fácil de controlar, porque la oferta interna se complementa con importaciones. Pero en su afán de cambiar los hábitos de los consumidores, el Gobierno subió de 2 a 5 por ciento el impuesto sobre los pagos por importaciones, elevando su costo. Además, impone cuotas de importación. Al tener menos productos que ofertar a una clientela en auge, y necesitados de cubrir sus costos fijos vendiendo menos unidades, los comercios suben sus márgenes. El Gobierno quiere nivelar los salarios subiendo los más bajos, dinamizar la economía vía gasto público y reducir las importaciones de bienes de consumo. Lo está logrando. El costo es inflación, y lo pagamos todos. El Comercio, 14 feb. 2012, p. 10

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