viernes, 8 de marzo de 2013
CHUCHAQUI EN EUROPA / Cadena, Eduardo
Después de una fiesta de grandes excesos, lo que inexorablemente le sigue es un chuchaqui de amplias dimensiones, hecho que, guardando las distancias, podríamos trasladar a las duras consecuencias que viven algunos países de Europa tras los despilfarros presupuestarios, el manejo alegre de los dineros del Estado y, por supuesto, creciente endeudamiento para mantener el expendio populista. La gran diferencia con el ejemplo usado es que normalmente la persona que ha incurrido en los excesos es quien paga las consecuencias al día siguiente; en los casos de Grecia, España e Italia, los responsables o, mejor dicho, los irresponsables gobernantes ya abandonaron el barco inclusive antes de cumplir con su mandato, recordándonos al tristemente célebre capitán de un crucero que dejó a los huéspedes y tripulantes a merced de un naufragio. Ahora, los que pagarán las consecuencias no serán los ya fugados capitanes, será la gran mayoría de la población que, lastimosamente, confió su destino a las promesas de milagros populistas. Por supuesto, los culpables no son las nuevas autoridades de los gobiernos o el Fondo Monetario Internacional, como seguramente dirán los verdaderos causantes de la debacle, y que ahora disfrutarán de lujosos retiros y que esperemos no sean temporales. El Ecuador ya vivió un episodio muy similar al iniciar la década de los años ochenta, cuando tuvo que enfrentar y pagar los excesos de ocho años de gasto de la revolución nacionalista y el endeudamiento agresivo, en que, posteriormente, la gran mayoría de la población tuvo que asumir la década perdida. Dinero, Diario de Negocios, 15 feb. 2012, p. 2
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