domingo, 23 de diciembre de 2012

COMPETITIVIDAD PROSCRITA, REFUGIO DE LA INCOMPETITIVIDAD / Carrera, Jaime

Lacera nuestra autoestima, entre 139 países, ocupar el puesto 105 en el ranking de Competitividad Global, al lado de Senegal, Kenia y Bangladesh. Dolor que se agiganta cuando se enarbola la incompetencia soberana como égida del buen vivir. La ubicación 123 en la protección de los derechos de propiedad solo alcanza para estar junto a Serbia y Nicaragua. Es tal la falta de confianza en las políticas públicas que el Ecuador, en el puesto 124, tiene como vecindad a Burundi y Nigeria. Los pagos irregulares y coimas nos catapultan a un glorioso puesto 103, de la mano de Moldavia y Armenia. Justicia, ¡oh justicia! Nos llevas a la ubicación 135 del ranking, tan eficaz y justa como en Ucrania o Burundi. La angelical transparencia en la información del Gobierno ha merecido un honroso puesto 112, cerca, muy cerca, de Pakistán. Como para los negocios es costoso el crimen y la violencia, parece que Bangladesh es buena compañía en la posición 117. El desdén por la inversión con regocijo nos ubica en el puesto 109, igual que Uganda y Cabo Verde. La desconfianza para recibir créditos del mundo es irrelevante para una primitiva concepción del progreso, que importa estar a nivel de Rwanda en la posición 129. Competitividad es sinónimo de progreso, así lo han entendido Suiza, Singapur, Chile y otras sociedades. Ser competitivo es ser capaz de alcanzar y superar a los mejores, como individuos, empresas, familias, colectividades. Quienes se aprovechan de las carencias de las mayorías pobres para limitar sus expectativas de bienestar a las precariedades que ofrece un Estado llevado a la esclerosis múltiple las condenan al subdesarrollo como siniestro refugio de sus propias incapacidades. Alto precio de una dogmática ceguera, irresponsable idealización de una generación incapaz de superar sus propias limitaciones. Dinero, Diario de Negocios, 20 sep. 2010, p. 2

No hay comentarios:

Publicar un comentario